El problema de suministros de medicamentos en las farmacias españolas

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Los problemas de suministro de medicamentos de las farmacias españolas se han agravado en los últimos años. Este viernes, 27 de enero, el número de problemas activos de suministro ha llegado a un total de 674. En 2018, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) registró un total de referencias afectadas de solo 250 y de 536 a finales del 2019. En cuatro años el incremento del desabastecimiento ha sido del 169% sin razones claras para ello. Distribuidores mayoristas y laboratorios están detrás de una situación compleja escudada tanto en razones comerciales como industriales.

Por ejemplo, dos productos afectados son fármacos populares para el colesterol y la tensión: simvastatina y telmisartán. Según la AEMPS, la normalización del suministro no se espera hasta marzo, y en algún caso hasta junio, pero existen alternativas de tratamiento por lo que no se considera una alerta sanitaria general. La lista de productos es variada. Daparox, Cholestagel, Budesonida, Citarabina, Iberogast… o aspirina o paracetamol, por ejemplo.

La AEMPS apunta en su web que «existen otros medicamentos con los mismos principios activos y para la misma vía de administración», o que «se puede solicitar como medicamento extranjero», o que se comercializan «tratamientos alternativos no sujetos a prescripción». O simplemente que es un «desabastecimiento temporal».

Según la AEMPS, el problema de suministro «es una situación en la que las unidades disponibles de un medicamento en el canal farmacéutico son inferiores a las necesidades de consumo», que en general se debe «a problemas en la fabricación o distribución».

El problema no llega a suponer un riesgo sanitario, ya que existen alternativas de tratamiento. Además, cada farmacia busca solucionar sus problemas puntuales de estoc con lazos comerciales múltiples con los distribuidores que les suministran producto varias veces al día. Hace ya tiempo que las farmacias se han unido en cooperativas o empresas de distribución diversas (normalmente hasta tres para cada punto de venta) con lo que minimizan la dependencia en la capacidad de almacenaje de un solo mayorista.

Si un laboratorio farmacéutico (titular de la autorización de comercialización del medicamento, TAC) percibe que puede producirse cualquier restricción anormal en el suministro de sus medicamentos, está obligado a informar con antelación a la AEMPS. Las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas también colaboran en la detección y comunicación precoz de estos problemas.

Las farmacias ya se han acostumbrado relativamente a la situación y reconocen que solucionan el problema de suministro con alternativas terapéuticas. En el 10% de los casos reconocen que tienen que remitir al paciente al servicio de asistencia primaria para que el médico valore la situación y busque un tratamiento alternativo.

La industria farmacéutica ha propuesto reiteradamente que se incentive desde el sector público la producción de principios básicos farmacéuticos en España para minimizar los problemas en la distribución. El Plan Estratégico de la Industria Farmacéutica acordado a finales del pasado año debería minimizar el desabastecimiento de las farmacias.

En el marco de una colaboración público-privada, la idea es potenciar un ecosistema de innovación sólido y una inversión sostenida en sanidad que permita un acceso rápido y equitativo a los nuevos tratamientos y consolidar los suministros.

En el marco de ese plan general, la industria farmacéutica anunció en diciembre de 2022 inversiones de más de 8.000 millones de euros en España en los próximos tres años para potenciar la investigación biomédica, la digitalización y la producción estratégica de medicamentos. Ese último aspecto es el que debería mejorar el suministro de principios básicos. El apoyo a la competitividad de la industria farmacéutica será incluido en las prioridades de la Presidencia Española del Consejo de la UE en 2023.

Pese a estos esfuerzos, las firmas farmacéuticas son libres de graduar la producción y ventas de sus productos en Europa. Por ello, pueden consolidarse esos desabastecimientos puntuales de productos concretos como consecuencia de que los precios pueden oscilar en los distintos países de la UE, lo que desincentiva su venta en determinados mercados en favor de otros.