La apuesta de Inditex por la segunda mano, a través del portal Pre-Owned, así como el estancamiento de las tiendas físicas y los buenos datos del mercado de la segunda mano, confirman que la ropa usada ya no es «de pobres», sino el futuro de un sector en el que marca el paso un consumidor joven y con conciencia medioambiental.
La apuesta de Inditex para poner de nuevo a la venta sus prendas ya utilizadas a través de los propios compradores -en vez de dejar que otras puramente online como Vinted se lleve todo el pastel- está por ahora solo disponible en Reino Unido, si bien los de Arteixo no descartan ampliarlo a otros países.
Las cifras sobre el consumo de segunda mano, en pleno crecimiento en 2019 y 2020 antes de la COVID, señalan que ni siquiera la pandemia ha sido óbice para que siga creciendo el consumo de ropa de segunda mano, una tendencia que además de ser una respuesta al «fast fashion» también gana enteros por la crisis y la inflación.
«MOMENTO DULCE»
Joan Carles Montes, portavoz de la fundación Humana, ha explicado a EFE que «el sector de la reutilización está viviendo un momento muy dulce» y que las tiendas Humana en Barcelona han aumentado de 2021 a 2022 un 25%.
«La ropa de segunda mano no está de moda, sino que es una tendencia que ha llegado para quedarse«, ha asegurado Montes, quien añade que «durante muchos años el sector de la ropa de segunda mano en España llevaba consigo cierto prejuicio, se asociaba a ropa de pobres, pero eso se ha acabado».
En las tiendas, señala, ahora hay una clientela heterogénea, aunque hay más afluencia de jóvenes que personas de más edad, y las visitan más mujeres que hombres, explica.
En su opinión, «está el hecho de buscar un precio más bajo, pero también de buscar prendas de más calidad y más únicas. Si una pieza tiene 15 años y sigue en buena forma para seguir vendiéndose es que es buena».
«Además al reutilización es una alternativa fantástica al modelo de consumo acelerado. Producir una nueva prenda deja una huella de carbono enorme», recuerda.
LAS GRANDES SE SUMAN
«Esta nueva plataforma en la web y app móvil de Zara es una acción más que se enmarca en el proyecto de Inditex enfocado a la sostenibilidad, y paradigmático de su compromiso de avanzar hacia un modelo de economía circular que engloba todas las fases de su actividad, desde el diseño del producto hasta la gestión de sus tiendas, así como fabricación, logística y oficinas de la empresa», apuntaba hace unas semanas Inditex Reino Unido en un comunicado.
Y el gigante del textil gallego no es el único que apuesta por ampliar su negocio con la venta de ropa usada de otras temporadas. También H&M ha desarrollado una plataforma para la venta esas prendas, Sellpy, que ya funciona en veinte países, como España.
Según la economista Neus Soler, las grandes marcas buscan, por un lado, responder positivamente a una necesidad social del consumidor y, por el otro, poder ejercer control sobre la actividad y obtener información gracias a esto.
Y es que, «si la marca no tiene una plataforma propia, el consumidor venderá sus prendas igualmente, mediante plataformas como Vinted o Wallapop; sin embargo, si lo hace en la plataforma de la marca, la información que se genere gracias a esa acción —datos demográficos, psicográficos, comportamentales, etc— será propiedad de la marca, que podrá sacar beneficio de ello».
Además, en la compraventa de ropa usada, sigue habiendo, remarca, el fomento del consumo, pues «quizás en estas circunstancias, el consumidor comprará aún más ropa nueva, porque, cuando se canse de ella, podrá revenderla con facilidad».
SOSTENIBILIDAD FRENTE A ‘FAST FASHION’
Según la ONU, la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. Actualmente, compramos un 60 % más de ropa que hace una década y tiramos esas prendas tras haberlas usado apenas una media de diez veces, por la baja calidad de la ropa «fast fashion» de bajo coste, un modelo que resulta poco sostenible en plena lucha contra el cambio climático.
De ahí que las grandes compañías de moda lleven años apostando por la sosteniblidad para su propia imagen de marca, si bien hasta ahora se basaba más en reutilizar tejidos que en dar nueva vida a sus propias prendas, ha explicado a EFE Isabel Jiménez-Zarco, investigadora del grupo i2TIC (Grupo de Investigación Interdisciplinaria sobre las TIC) de la Universitat Oberta de Cataluña (UOC).
Más allá de cumplir con su ‘greenwashing’, estas marcas pueden conseguir controlar mejor la calidad de la ropa propia que se vuelve a poner en el mercado siendo sus propios mediadores de reventa, ha añadido la profesora de la UOC, que destaca los beneficios para los consumidores de esta opción frente a otras de plataformas que gestionan terceros.