La dura eliminación de España en el Mundial de Qatar generó de inmediato un encendido debate sobre la figura del líder de la selección, Luis Enrique, el técnico que asumió el cargo en 2018 tras el huracán Lopetegui y que ahora vive su momento más complicado al frente del equipo.
Tanto el propio Luis Enrique como Luis Rubiales, presidente de la RFEF, se emplazaron antes y durante el Mundial a una reunión que se produciría cuando España acabase su participación en Qatar. Sobre la mesa, un único punto en el orden del día, la continuidad -o no- del seleccionador.
Concluida de manera prematura la participación mundialista de España, los rumores sobre el futuro de Luis Enrique se dispararon. Comenzaron a aparecer nombres de posibles sustitutos (Marcelino, Roberto Martínez, Luis de la Fuente, responsable de la sub-21, etc) y en muchos sectores de la prensa se dio por hecho que el asturiano dejaría el cargo.
Apenas se ha contemplado, sin embargo, la posibilidad de que Luis Enrique continúe como seleccionador. Motivos para ello no le faltan, pese al clima de tensión que su figura genera en algunos ámbitos periodísticos.
CERRAR EL CICLO
Luis Enrique llegó al cargo en 2018, cuando la selección venía de vivir uno de sus episodios más traumáticos, el fulminante despido de Lopetegui a pocas horas de debutar en un Mundial. España necesitaba un nuevo rumbo y un nuevo liderazgo, aire fresco en el banquillo y en el campo. Luis Enrique lo llevó a cabo. Se ausentó durante unos meses por la enfermedad de su hija y regresó dispuesto a liderar el equipo tanto en la Nations League (finalista) como en la Eurocopa (semifinalista). El Mundial de Qatar no ha ido bien, pero Luis Enrique cree que esta selección tiene mimbres para estar entre las mejores de Europa y del mundo, y parece dispuesto a demostrarlo.
EL DÍA A DÍA EN LA SELECCIÓN
Luis Enrique está cómodo con el ambiente de trabajo que ha generado en la sede de la RFEF. Dan fe de ello en Las Rozas. Su grupo de trabajo, «el staff» como suele denominarlo, es sólido y sin fisuras. Por su situación personal y familiar, Luis Enrique parece ahora mucho más dispuesto a entrenar a la selección que a un club, con un trabajo diario mucho más exigente. La posibilidad de formar un grupo de jugadores con mucho donde elegir le seduce, más que estar sometido a los límites de presupuesto de los fichajes que pueda hacer un club.
SU RELACIÓN CON LOS JUGADORES
Que un entrenador sea capaz de seducir y convencer a sus jugadores no es asunto menor en el fútbol actual. No se trata solo de ser un brillante estratega o de analizar al detalle al rival, que también, sino, sobre todo, de convencer al jugador: intentar sacar de cada futbolista el máximo; intentar que cada jugador siga fielmente las instrucciones del entrenador por su propio bien y por el del equipo. Luis Enrique lo ha conseguido: veteranos y jóvenes están con él de manera clara y rotunda, de puertas adentro y de puertas afuera. El ambiente del vestuario es excelente, según cuentan varias voces de la RFEF. Cabe esperar que la derrota ante Marruecos no abra brechas en esa convivencia, sino que la refuerce.
UN ESTILO IDÓNEO
Luis Enrique, siempre testarudo, ha repetido mil veces que su estilo es innegociable: sacar el balón jugado, proponer, abrir el campo, tener el balón, apretar al rival. Es el estilo que llevó a España a sus cotas más altas (con otros jugadores, es cierto); el estilo que más y mejor se adapta a los futbolistas que tiene la selección. Ver a España jugando a otra cosa sería antinatural.
NUEVAS OPORTUNIDADES
El técnico asturiano ya ha demostrado que no le tiembla el pulso a la hora de conceder oportunidades a los más jóvenes. El caso Gavi fue el más significativo, pero también convocó para la absoluta a Pedri, Nico Williams o Yeremy cuando aún estaban en edad sub-21 y con pocas horas de vuelo en Primera división. Luis Enrique conoce bien a los jóvenes del fútbol español. Con él, la renovación del equipo está garantizada.