Las autoridades portuguesas informaron este miércoles de la muerte de un bebé de cuatro meses por coronavirus, la primera víctima menor de 10 años desde el inicio de la pandemia en el país, donde preocupan también los brotes registrados en los últimos días en residencias de ancianos.
Según explicó en rueda de prensa la ministra portuguesa de Salud, Marta Temido, la niña tenía una cardiopatía congénita grave y falleció en la región de Lisboa, tras ser contagiada de coronavirus por un familiar.
Es uno de los dos decesos registrados en las últimas veinticuatro horas en Portugal (el otro era un hombre de 80 años), cuando se han contabilizado 253 contagios nuevos.
Preocupan las residencias
Preocupan especialmente los brotes detectados en los últimos días en residencias de ancianos, sobre todo en el municipio de Odivelas, a las afueras de Lisboa, donde hay 71 personas infectadas, 37 residentes y 34 trabajadores.
El caso se sigue con atención después de la polémica surgida en otra residencia, en Reguengos de Monsaraz, en la región del Alentejo, donde dieciocho personas murieron en junio sin que presuntamente se les tratara de la forma adecuada, según ha relevado esta semana un informe oficial.