La visita de Ramona a la tumba de su madre, siempre acompañada por los mismos cuatro floreros, es un ritual que cumple cada primero de noviembre desde el fallecimiento de su madre. «La primera vez fue muy duro, no sabía lo que iba a ver», reconoce que este año se le hace cuesta arriba la compra de las flores para llevar a la tumba de su madre ya que el precio de las mismas se ha disparado pero «es el momento de hacer el esfuerzo por ella» concluye.
«Las siemprevivas deberían cotizar en bolsa», exclama Isabel Torón mientras muestra un manojito de siemprevivas por el que le han cobrado cinco euros. Pese a ello los ha pagado con gusto porque eran las flores preferidas de su madre, Isabel Macario, y porque lo de honrar a los finados es una «tradición de toda la vida» con la que cumple cada año.
El encarecimiento de las siemprevivas se ha producido porque las semillas no llegaron a tiempo por problemas de transporte, lo que ha reducido muchísimo su cantidad y cuesta encontrarlas, pero el importe de las flores más vendidas se ha disparado hasta un 50% por el aumento del coste de los fletes y la energía y el cambio climático, aseguran desde el sector. El precio de venta al público de los crisantemos, la flor estrella de los cementerios, ha subido hasta un 50% y el de los claveles, la segunda especie más vendida, ha escalado hasta un 40%. El sector espera doblar las ventas durante la celebración de los difuntos. Las visitas a los cementerios no han parado desde el pasado viernes.
María Ponce, empleada de administración que controla la floristería de Canaricem en el cementerio de San Lázaro de Las Palmas ed Gran Canaria, subraya que tanto floricultores como intermediarios han sufrido «incrementos en sus costes este año porque los transportes y las semillas han subido y la electricidad también, energía que necesitan para sus cámaras e invernaderos. Todo ello ha elevado el coste de las flores y su precio».
Otro factor que ha contribuido, además de la mayor demanda por la fiesta de los muertos, ha sido según Ponce el descenso de la cantidad y variedad de flores del país por estas fechas, debido a la inestabilidad climática.
«El cambio climático se está notando bastante porque lo que se se plantó para los Difuntos se adelantó en el tiempo por el exceso de calor. Después vinieron las lluvias y echaron por tierra la cosecha de muchas flores. Antes no se notaban tanto los cambios del clima en la flor local como ahora», subraya Ponce.
No obstante, el 80% de las flores que se venden en la isla viene de fuera, mayormente de Ecuador y Colombia y también de Kenia, aclara José Fernández García, dueño de Flores Fergar, que gestiona desde hace 30 años un puesto en San Lázaro junto a dos floristerías, una en Juan Rejón, en la capital grancanaria, y otra en Ingenio.