Donald Trump se dio un baño de masas el sábado por la noche en Pensilvania, y aprovechó para declarar que el verdadero enemigo para Estados Unidos era su sucesor, Joe Biden. También acusó al presidente estadounidense de utilizar al FBI en su contra.
Fue su primera aparición pública desde la redada del 8 de agosto en su mansión de Mar-a-Lago, y no pasó desapercibida. El sábado por la noche, desde Pensilvania, Donald Trump tachó a Joe Biden de «enemigo del Estado».
El ataque interviene como una respuesta a su sucesor. Joe Biden declaró en efecto esta semana que Donald Trump y los partidarios republicanos «representan un extremismo que amenaza los fundamentos mismos de nuestra república».
Trump calificó ese discurso como el «más vicioso, odioso y divisivo jamás pronunciado por un presidente estadounidense.»
Antes de contraatacar: «Los republicanos del movimiento ‘Make America Great Again’ no son los que tratan de socavar nuestra democracia. Somos nosotros los que intentamos salvar nuestra democracia, muy sencillo. El peligro para la democracia viene de la izquierda radical, no de la derecha».
El discurso del expresidente en un pabellón de Wilkes-Barre tuvo lugar en un momento de creciente presión legal hacia él, por los documentos encontrados por el FBI en su finca de Mar-a-Lago. Y su discurso fue también la ocasión para calificar el registro como una «parodia de la justicia»: «No puede haber un ejemplo más vívido de las amenazas muy reales de la libertad estadounidense que hace apenas unas semanas, ya lo vieron, cuando fuimos testigos de uno de los abusos de poder más escandalosos de cualquier administración en la historia de Estados Unidos», dijo Trump.
Sin embargo, tal afirmación de que el gobierno de Biden habría dirigido la redada es contraria a los protocolos de larga data, según los cuales el Departamento de Justicia y el FBI actúan con independencia de la Casa Blanca. Aún así, Trump advirtió que ese «atroz abuso de la ley» iba a producir «una reacción como nunca se ha visto».
El Departamento de Justicia contó que documentos gubernamentales altamente clasificados, incluyendo algunos marcados como «Top Secret», fueron descubiertos en la oficina personal de Trump durante la redada. Una lista detallada de lo que se incautó también mostró que Trump tenía más de 11.000 registros gubernamentales no clasificados que, según él, son suyos, pero que legalmente son propiedad de los Archivos Nacionales del país.
Una entrada rotunda en las elecciones legislativas
No es una casualidad si, de cara a las elecciones de mitad de mandato de noviembre, Donald Trump apareció en Pensilvania: el estado es clave en todas las elecciones. Ejemplo de ello es que Biden ganó en las presidenciales de 2020 y Trump en las de 2016.
El político estaba en el Estado para promocionar a dos candidatos republicanos para senador y gobernador: Dr. Mehmet Oz y Doug Mastriano. Ambos hablaron brevemente; pero el mitin realmente giró en torno a una persona. Un expresidente que dejó intuir de nuevo sus intenciones hacia la Casa Blanca, sin anunciarlas abiertamente: «Me presenté dos veces y gané dos veces. Me fue mejor en la segunda que en la primera. Tal vez lo tenga que hacer de nuevo».
Trump estimó que las elecciones de medio mandato serán un referendo sobre la «inflación disparada», los «millones y millones de inmigrantes» que entran de forma ilegal en el país o la «corrupción y el extremismo de Joe Biden. «Los demócratas están inmersos en un intento desesperado por evitar que vuelva a la Casa Blanca, donde saben que limpiaré este desastre de nuevo. Quieren impedir que completemos nuestra misión de recuperar los valores estadounidenses», concluyó el expresidente en una ovación del público.