El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, solicita una mayor implicación del Ejecutivo para hacer frente a la oleada de pateras
El Gobierno de Canarias se plantó este miércoles ante el Ejecutivo de Pedro Sánchez en lo referente a la gestión de las cuarentenas de inmigrantes que llegan en patera. De esta manera, el archipiélago se suma a las peticiones de otras autonomías, como Murcia o Andalucía que reclaman desde hace varias semanas que el Gobierno central tome cartas en un asunto en el que las comunidades se muestran faltas de recursos.
El caso canario, no obstante, es diferente por varios motivos. El primero, porque es una comunidad del mismo tinte político que el Gobierno y que, además, este miércoles tuvo un encuentro bilateral con el Ejecutivo para abordar esta problemática.
El presidente autonómico, Ángel Víctor Torres, después de reunirse con los ministros de Inclusión y de Política Territorial, José Luis Escrivá y Carolina Darias, anunció en rueda de prensa su discrepancia con el protocolo de acogida de pateras, que deja todo el peso en manos de las comunidades autónomas. «Entendemos que hay aspectos que deben ser mejorados y con los que no estamos de acuerdo en Canarias», recalcó. Se refería a quién corresponde hacerse cargo de las cuarentenas de los inmigrantes. El Gobierno estipula que deben ser las autonomías.
Reclamó «cogestión» para habilitar espacios de Defensa o pisos de la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) para acoger en cuarentena a aquellos inmigrantes que se encuentren en mejores condiciones y no requieran atención hospitalaria.
Por el momento, y según informó el delegado del Gobierno en las islas, Anselmo Pestana, no existe constancia de que ningún brote de coronavirus en Canarias proceda de una persona llegada en patera.
¿OTRA CRISIS DE LOS CAYUCOS?
La situación en Canarias también es única porque desde hace décadas es un territorio acostumbrado y preparado para la llegada de pateras. No obstante, el fenómeno migratorio de este año ha sorprendido a todos en la isla: mientras a nivel nacional la llegada por mar de inmigrantes se ha reducido un 34% a causa de la pandemia, en el archipiélago se ha cuadriplicado la intercepción de pateras. Desde el 1 de enero ya son 3.269 inmigrantes en 108 embarcaciones los registrados por el Ministerio del Interior.
«No es la crisis de 2006, pero vamos en camino», admiten a EL MUNDO fuentes de la Guardia Civil presentes en las costas canarias. Aquel año, 31.678 personas desembarcaron en el archipiélago en la conocida como «crisis de los cayucos». Desde el instituto armado advierten además de que a partir de mediados de septiembre, cuando las condiciones marítimas son óptimas, el flujo de pateras podría ser «a diario».
La mayoría de estas embarcaciones llegaron en las últimas semanas, tras el levantamiento del estado de alarma. Pese a que no existe una explicación exacta sobre este cambio en el paradigma del flujo migratorio hacia Canarias, desde la Guardia Civil se señala Mauritania como el principal origen de las naves. El cierre de fronteras con países como Marruecos y la esperanza de contar con un mejor tratamiento frente al coronavirus son factores que también pueden influir en este creciente fenómeno.
«NO SABEN DÓNDE METERLOS»
Si bien los efectivos, según las mismas fuentes, están acondicionados para la recepción y tratamiento de inmigrantes con síntomas de Covid-19, es la falta de espacios donde poder acogerlos a modo de cuarentena el verdadero problema que preocupa a día de hoy a las autoridades: «No saben dónde meterlos».
Por otro lado, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha aprovechado esta situación para dar voz a una reivindicación considerada ya «histórica» entre las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en Canarias: una ampliación del Servicio Marítimo en las islas y un aumento de la plantilla en función no de la población canaria, sino de la afluencia real de visitantes con los que cuenta el archipiélago.
El ministro Escrivá se comprometió a visitar Canarias en septiembre para conocer de primera mano la situación en la frontera sur de Europa. Para entonces, y según esperan las autoridades, el número de pateras semanales será superior al actual.