La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha avisado de que el mundo se enfrenta a un brote de hepatitis «de origen desconocido» que afecta a los niños, y ha destacado las «miles de infecciones víricas agudas» de la enfermedad que se producen anualmente entre niños, adolescentes y adultos.
En este sentido, el organismo ha informado de que trabaja «codo a codo» con los científicos y los responsables políticos de los países afectados para tratar de comprender la causa de esta infección que no parece coincidir con ninguno de los cinco tipos conocidos de hepatitis: la A, la B, la C, la D y la E.
«Para lograr la máxima eficacia, la vigilancia de las hepatitis debe prestarse a nivel comunitario mediante un sistema de atención primaria de salud eficaz e integrado con otros servicios de salud que aborden toda la gama de necesidades sanitarias», ha dicho el director general de la OMS, Tedros Adhanom Gebreyesus.
Aunque la mayoría de las hepatitis agudas causan síntomas leves e incluso no se detectan, en algunos casos pueden provocar complicaciones y llegar a convertirse en mortales. A modo de ejemplo, las complicaciones por infecciones agudas de las hepatitis A y la E causaron en 2019 unas 78.000 muertes en todo el mundo y, en paralelo, las iniciativas mundiales de combate a la enfermedad han priorizado la eliminación de las infecciones por hepatitis B, C y D.
A diferencia de las hepatitis virales agudas, estas tres últimas variedades causan hepatitis crónicas que duran varias décadas y que provocan más de un millón de muertes al año por cirrosis y cáncer de hígado. Además, son responsables de más del 95 por ciento de las muertes por hepatitis.
«Cada 30 segundos, muere una persona por causas relacionadas con la hepatitis, como la insuficiencia hepática, la cirrosis y el cáncer», ha dicho Tedros, que ha recordado que cerca del 80 por ciento de las personas que viven con la enfermedad no tienen acceso a atención médica o no pueden pagar su tratamiento.
Para eliminar la hepatitis en el año 2030, la agencia sanitaria de la ONU ha pedido a los países que reduzcan en un 90 por ciento las nuevas infecciones por las hepatitis B y C, disminuyan en un 65 por ciento las muertes por cirrosis y cáncer de hígado, diagnostiquen a al menos el 90 por ciento de los casos de hepatitis B y C, y traten al menos al 80 por ciento de las personas que reúnen los requisitos para ello.
«La baja cobertura de pruebas y tratamientos es la carencia más importante que hay que resolver para alcanzar los objetivos mundiales de erradicación para 2030», ha dicho la OMS, para instar a los gobiernos a que incrementen el uso de herramientas «eficaces» contra la enfermedad.