El 8 de junio de 2008 el barrio de Akihabara en Tokio sufrió una de las experiencias más traumáticas que se recuerdan. Tomohiro Kato, un varón nipón de entonces 25 años, asesinó a 7 personas en esta zona de la capital japonesa.
Ayer, lunes, más de 14 años después, Kato fue ahorcado en el Centro de Detención de Tokio a los 39 años. Japón y Estados Unidos son los únicos países democráticos en los que la pena capital sigue vigente y la justicia del país asiático confirma que hasta 106 presos están condenados a pena de muerte en las cárceles niponas.
Esta ejecución pone fin a un «terrible» suceso, en palabras del Ministro de Justicia de Japón, Yoshihisa Furukawa. «Es un caso terrible no solo para las víctimas que perdieron la vida debido a un ataque repentino, sino también para las familias en duelo. Después de suficientes juicios, finalmente se ejecutó la sentencia de muerte», comentó Furukawa al medio japonés NHK News.
El reo fue condenado a muerte en 2011 y ahora, 11 años después de su sentencia, se convierte en el segundo caso de ejecución durante el mandato de Fumio Kishida, primer ministro de Japón desde octubre de 2021.
7 muertos y 10 heridos
El suceso sacudió el barrio de Akihabara, una zona conocida de Tokio por sus tiendas electrónicas y por el ambiente ‘otaku’ que conforman las tiendas de manga y anime. Allí, Tomohiro Kato sembró el terror en un día difícil de olvidar para los habitantes de Tokio.
Kato atropelló mortalmente a tres transeúntes y, después, apuñaló hasta la muerte a otras cuatro personas. Además, el acto produjo otros 10 heridos. Y todo ello simplemente por las ganas de matar de un individuo «harto del mundo». «Vine a Akihabara a matar gente. Estoy harto del mundo. Cualquiera me valía», confesó el asesino tras su detención.