El análisis de la evolución y el impacto de la sequía prolongada en la UE muestra que una porción asombrosa de Europa, concretamente un 44%, está actualmente expuesta a niveles de sequía de advertencia y alerta (un 11%), lo que significa un déficit importante de humedad del suelo en combinación con la vegetación y los cultivos debilitados por la falta de agua.
La descarga de los ríos en varios países, como Italia, se ve gravemente afectada y los volúmenes de agua almacenados también se agotan. En conjunto, esto puede requerir la adopción de medidas extraordinarias de gestión del agua y la energía en los países afectados.
La falta de precipitaciones significa que el contenido de agua del suelo se ha reducido significativamente. Esto ha dificultado que las plantas extraigan agua del suelo, lo que ha provocado un estrés generalizado en la vegetación, concretamente en las tierras bajas de Italia, en el sur, centro y oeste de Francia.
Perspectiva negativa en los cultivos
La falta de agua y el calor está reduciendo el rendimiento de los cultivos desde una perspectiva previamente negativa para los cereales y otros cultivos. Francia, Rumanía, España e Italia tendrán que hacer frente a esta reducción del rendimiento de los cultivos.
En Italia, se ha declarado emergencia por sequía en cinco regiones y la disponibilidad insuficiente de agua ha llevado a múltiples restricciones de uso en los municipios. En Francia se han tomado medidas similares para restringir el uso del agua.
Esta falta de agua también está reduciendo o suspendiendo las operaciones de producción de energía hidroeléctrica y termoeléctrica en todos los países. En resumen, las condiciones de sequía y la escasez de agua están afectando la producción de energía y reduciendo el rendimiento de los cultivos.