dos posibles escenarios: que Vox entre a formar parte del gobierno, como ha ocurrido en Castilla y León o que se limite a dar su apoyo, tal y como sucede en la Comunidad de Madrid. Esta última opción la descarta ahora mismo la candidata Macarena Olona. Analizamos las diferencias.
En la Comunidad madrileña, la formación de Isabel Díaz Ayuso logró 65 escaños, más del doble que en 2019. Quedó a un paso de la mayoría absoluta, de 69 asientos. Vox, con 12 escaños apoyó la investidura de la candidata del PP aunque el partido liderado por Rocío Monasterio no forma parte del gobierno. Ayuso habla de gobierno de coalición con Vox.
A pesar de que los votos de Vox a la investidura de Ayuso fueron gratis, el partido de Rocío Monasterio puso una serie de condiciones para dar su apoyo a la legislatura. Requisitos divididos en 3 apartados: Prosperidad, como eliminar o reducir al máximo los impuestos, la reducción del gasto político o la racionalización en la estructura del Sector Público, eliminando aquellas empresas públicas, entes y organismos que no respondan a criterios razonables de uso del dinero público. Familia, libertad de educación y de pensamiento, como la gratuidad en la educación de 0 a 3 años y en materia de inmigración la creación de una auditoría para controlar los costes y subvenciones de los centros de menores extranjeros no acompañados.
En Castilla y León la situación es diferente. En las últimas elecciones, el PP alcanzó los 31 escaños y Vox pasó de tener un solo representante a trece. Por tanto, el partido de Abascal exigió a Alfonso Fernández Mañueco formar parte del gobierno para darle su apoyo. Tras muchas negociaciones, el ejecutivo está constituido por siete consejeros del Partido Popular y cuatro integrantes de Vox. Gonzalo Santonja, consejero de Cultura, Turismo y Deportes. Gerardo Dueñas, consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural y Mariano Veganzones, se responsabiliza de Industria, Comercio y Empleo. El vicepresidente es Juan García Gallardo que no ostenta ninguna consejería.