Es como si al asumir la presidencia de EE.UU., en enero de 2017, Donald Trump hubiera recibido un auto nuevo y brillante, el mejor y más hermoso que se haya visto. Y que solo en julio de 2020 se hubiera dado cuenta de algo importante: tiene reversa.
Una función del vehículo que nunca pensó que necesitaría y que ciertamente nunca tuvo la intención de usar.
Pero el pasado lunes, echó marcha atrás y se enredó con la palanca de cambios y el embrague… y ahora no puede evitar que retroceda.
Solo para recapitular: las mascarillas, que el presidente solía ridiculizar como algo de «corrección política», ahora son un acto de patriotismo y siempre deben usarse cuando el distanciamiento social es imposible.
El coronavirus, que hasta hace poco lo describía como un mal caso de resfriado para la mayoría, ahora es algo más gravey empeorará antes de mejorar.