crecimiento económico imparable y consolidándose como una de las principales potencias mundiales, solo por detrás de Estados Unidos y la Unión Europea.
La llegada del próximo año para toda la población china, en el que allí llaman como El Año del Tigre, está provocando que haya numerosos ensayos de cara a la celebración de esta fiesta. Ello se realiza de esta manera para que no surjan posibles brotes de coronavirus, uno de los mayores temores de China durante toda la pandemia.
Los niños permanecen con mascarillas durante los ensayos, siendo este el fiel reflejo de que incluso los más pequeños son protegidos por miedo a que la COVID-19 resurja en el gigante asiático, que ha tratado de tomar medidas drásticas para contener la expansión del virus e incluso ha llegado a confinar ciudades enteras con millones de habitantes por unos pocos casos.
Cerca de los dos años de pandemia
Fue aproximadamente en estas fechas, finales de enero de 2020, cuando se empezó a hablar sobre la aparición de un nuevo coronavirus en China. Los científicos supusieron en un primer momento que podría tratarse del SARS-CoV, que también surgió en China en 2002 y terminó por desaparecer en 2004, cuando ya no se notificaron más contagios (apenas hubo 9.000).
Sin embargo, el temor creció a medida que se sabían de las drásticas medidas tomadas por China por aquel entonces, confinando a todo el país, construyendo un macro-hospital en diez días con excavadoras a pleno rendimiento todo el día o incluso la falta de información, puesto que el régimen chino castigó, y sigue castigando, a todos los periodistas que no apoyan sus versiones.
El próximo 11 de marzo de 2022 se cumplirán dos años desde que la OMS declaró la COVID-19 como una pandemia. Tiempos muy oscuros aquellos que, a pesar del avance de la vacunación, y la relajación de determinadas medidas restrictivas, sigue dando que hablar, con la esperanza de que este año sea el definitivo para cerrar esta devastadora historia.