La sala de subastas, el único lugar donde aún se pueden conseguir euros por pesetas

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peseta no tiene ya ningún valor. La última oportunidad para convertir la antigua moneda española en euros de curso legal fue el pasado 30 de junio. A partir de esa fecha el Banco de España no volverá a aceptarlas y considera que todas las monedas de peseta que estén en propiedad de los ciudadanos son, simple y llanamente, chatarra.

A pesar de eso se estima que los españoles dejamos sin canjear en esa última oportunidad más de 1.500 millones de euros de la antigua divisa, la mitad de ellos en monedas y la otra mitad en billetes. Una parte de ese tesoro estará ya destruido, olvidado en cajones o perdido en alcantarillas, pero aún quedan muchas pesetas que sus propietarios guardan con la esperanza de que puedan convertirse algún día en un codiciado objeto de colección.

Para que eso sea así tienen que ser monedas especiales, de ediciones raras o que presenten un magnífico estado de conservación. Monedas como las que el próximo 25 de enero saldrán a disposición del mejor postor en la subasta convocada por la empresa de numismática Tauler & Fau.

Son más de 800 lotes de muy diferente valor facial. Algunas de esas monedas tienen casi 1.000 años de antigüedad, aunque su precio de salida apenas llega a los 35 euros. Es el caso de una moneda medieval del Reino de Castilla y León en la época de Alfonso VI.

Otras, sin embargo, fueron acuñadas mucho más recientemente pero su precio inicial ya asegura unos sustanciosos ingresos para su anterior propietario. En este momento la moneda más apreciada de la subasta es una de 20 pesetas de 1904, con la efigie de Alfonso XIII de niño, y en el reverso el escudo de España de aquella época. Ayer mismo la página de la casa de subastas recibió una oferta previa por 2.600 euros, cien euros más que la puja inicial.

Su antecesor, Alfonso XII, también es protagonista de otra de las joyas de esta subasta: una moneda dorada de 100 pesetas, que salía por 1.000 euros y que ya ha recibido ofertas por casi el doble.

Todas ellas son monedas consideradas por los expertos como ‘raras’, la única cualidad que hace de estas piezas de metal algo valioso. El resto de pesetas aún queden por salir a la luz solo podrían convertirse en efectivo si las vendiéramos como chatarra, algo que tampoco parece un gran negocio. El kilo de pesetas se paga a unos 3 euros, y se necesitarían más de 300 “duros” (las monedas de 5 pesetas) para conseguir lo que hoy cuestan dos cafés con leche.