les está llevando al límite, especialmente en aquellos países donde el Estado les obliga a vacunarse si no quieren ser multados. No es el caso de España, pero sí hay quienes recurren a la ilegalidad para poder fingir que se han vacunado, y así, tener acceso a otros lugares y destinos prohibidos para los no vacunados.
Para ello, recurren al llamado ‘mercado negro del certificado COVID’. Por unos cientos de euros, la persona puede hacerse con dicho certificado aunque no esté vacunada, y de esta manera, fingir que se han vacunado, cuando en realidad no lo están. Las autoridades ya avisan de que la compra, tanto por parte de quien lo vende como de quien lo adquiere, es un delito tipificado en el Código Penal.
La deep web, llena de peticiones
Si hay un lugar donde se está solicitando masivamente un certificado COVID falsificado, ese es la deep web, conocido como ‘Internet oscuro’, y que suele tener todo tipo de contenido ilegal, desde pornografía infantil hasta armas, y también el caso de los falsos certificados COVID, a la venta por precios que llegan a oscilar desde los 20 hasta los 300 euros.
El aumento de las solicitudes para hacerse con estos certificados ha provocado que los precios suban para todos aquellos que los falsifican, ansiosos por incrementar el número de euros disponibles en su cuenta bancaria a costa de cometer una ilegalidad que no está contemplada como algo lícito y que podría acarrear tanto multas como consecuencias penales para quienes lo realicen.
Cuando nos ponemos en contacto con uno de estos falsificadores por teléfono, nos atienden con total disposición a vendérnoslo. Asegura incluso que puede renovarlo si se da el caso de que nos hace falta para otro período de tiempo cuando haya expirado el máximo permitido. Un negocio redondo para quienes lo venden, y una ruina a nivel sanitario.