¿Ha aumentado el consumo de ansiolíticos y somníferos por la pandemia?
Hacer una atribución causal de que ese aumento del 0,7% entre 2019 y 2021 de adolescentes que tomaron diariamente hipnosedantes con o sin receta debería ser demostrado científicamente precisaría estudios complejos. Entre la población que tuvimos que respetar el aislamiento sí se pudo apreciar una incertidumbre por falta de experiencia en brotes epidémicos de estas características, un aumento del miedo a contagiarse de coronavirus, a enfermar, a morir o a ser aislados, una mayor tensión y sufrimiento por nuestros familiares o por los familiares de los adolescentes, una desmoralización debido a la pérdida de actividades preferidas, una sensación de impotencia, soledad, aburrimiento, tristeza o aislamiento.
Sobre todo, en el caso de adolescentes, es un momento de importante desarrollo personal, especialmente en lo que concierne a lo relacional con sus iguales. La pandemia lo ha limitado bastante a nivel físico y, aunque ya tenían bastante relación virtual, la pandemia ha virtualizado más esta relación. Ellos necesitan relación física y la prueba es que tras los confinamientos salieron en tromba. Con todo esto sí que se puede hablar de que ha aumentado el estrés psicológico y la ansiedad. Esta situación tiene dos caras: que aumente la una oportunidad de adaptación, con un aumento de resiliencia y de competencias personales, o una solución rápida que duerme o tranquiliza aquello que nos inquieta por medio de una pastilla pero que no lo soluciona.
¿Por qué consumen más medicamentos las chicas? ¿Sienten más presión?
Efectivamente, pero esto no es diferente a edades más maduras. Las estadísticas son muy parecidas a las de los adultos. Clásicamente, los psicólogos, los psiquiatras o los médicos de cabecera sabemos que las mujeres son las que más usan los ansiolíticos y los antidepresivos. Hay un matiz que en la edad de 14 a 18 años, los chicos admiten usar más drogas ilícitas y más alcohol que las chicas.