dos policías imputados a los cuales se señala como presuntos líderes de esta banda de narcotráfico, y que están entre los procesados.
El juicio ha comenzado con incidentes, ya que uno de los procesados se ha enfrentado a un testigo clave al grito de «traficante», y el presidente del tribunal ha ordenado su detención por un delito de desorden público, que se podría sumar a los que ya tiene imputados, y por lo tanto, esto podría suponer un agravante a la hora de emitir sentencia si finalmente es condenado.
El testigo que ha sido intimidado fue el que dio la voz de alarma a las autoridades sobre lo que estaba sucediendo, puesto que estaba siendo amenazado y coaccionado al negarse a participar en los intereses de la banda, como ya había hecho en otras ocasiones, aunque finalmente terminó por redimirse y dio el chivatazo para que se supiera lo que estaba ocurriendo.
La Fiscalía pide mano dura contra los policías implicados
Dos policías eran los presuntos cabecillas de la trama. Uno de ellos ya está jubilado y otro continuaba ejerciendo sus labores actualmente, y habrían hecho posible el envío de cocaína hasta Sudamérica, por lo menos, entre diciembre de 2014 y septiembre de 2017.
Es por ello que la Fiscalía ha solicitado penas de hasta 20 años de prisión y una indemnización a pagar de 29 millones de euros por su implicación en este caso de narcotráfico, cuya duración aún sigue siendo una incógnita.
Pese a que los abogados de los acusados han solicitado que se declaren nulas las pruebas existentes, conversaciones telefónicas en su mayoría, la justicia mantiene por el momento la imputación de los 32 procesados, a la espera de saber si habrá nuevas detenciones.