El volcán de La Palma da signos de agotamiento

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Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca) aseguran que el volcán de La Palma está empezando a dar síntomas de agotamiento.

Entre esas señales destacan la disminución de los reservorios de magma, una menor emisión de gases, menos terremotos registrados en las últimas horas y unas «estabilización» de las coladas de lava, que fluye por los conductos primigenios; es decir, que no se está expandiendo y, por lo tanto, no está causando nuevos destrozos.

El contrapunto a estas buenas noticias lo pone la calidad del aire de la isla, sobre todo en la zona adyacente al volcán, que es la peor desde el comienzo de la erupción y que los expertos tachan de «extremadamente desfavorable».

«Está aflojando»

La portavoz del comité científico del Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca), Carmen López, ha explicado que todos los datos observables (composición química del penacho, sismicidad y deformación del terreno) apuntan a que el sistema de realimentación «está aflojando» y los reservorios «se van haciendo menores».

Y, aunque desde el Pevolca piden no dejarse llevar por la euforia, López reconoce que la parte más profunda del sistema que alimenta al volcán «está siendo menos activa y tiene menos capacidad de nutrir de magma, de alimentar la erupción por más tiempo».

Otro de los indicios que apuntan al agotamiento del volcán Cumbre Vieja, además de los señalados anteriormente, es la tendencia descendente en la relación carbono/azufre del penacho, cuya última medición arroja una tasa de dióxido de azufre (SO2) de entre 16.600 y 23.100 toneladas diarias.

López insiste, en cualquier caso, en que todos estos signos «deben convertirse en tendencia» para que se pueda empezar a pensar en el fin de la erupción.