Así es el complejo traslado de un cuadro como el retrato de Felipe II de Madrid a Ámsterdam

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vigilados y cuidados constantemente para que no se deterioren ni nadie pueda dañarlos. Cuando se decide trasladar una obra artística de un lugar a otro se requiere de planificación para que durante el traslado no se dañe.

Trasladar a un cuadro es una tarea compleja. El retrato de Felipe II, de Antonio Moro, irá escoltado durante más de 2.000 kilómetros que separan El Escorial (Madrid) de Ámsterdam (Países Bajos), donde estará durante una temporada.

Así es el proceso de traslado de un cuadro

Con GPS, escoltado y con la misma velocidad durante todo el trayecto: así es el complicado traslado de un cuadro. A estas medidas de seguridad se ha sometido el retrato de Felipe II en su viaje a Ámsterdam.

Antes de que el cuadro salga hay que comprobar cada detalle y algún posible arañazo. Para las obras de arte también ha llegado el momento de levantar las restricciones por coronavirus. El cuadro de Felipe II viaja por primera vez desde la pandemia de covid-19.

Hay que envolverlo en un tiso neutro para evitar cualquier contaminación. Un proceso complejo. Carmen García Frías, conservadora de Patrimonio Nacional viajará con el cuadro desde El Escorial hasta un museo en Ámsterdam: «Hacer seguimiento para ver cómo ha llegado al cuadro, puede haber sufrido algún daño o algún perjuicio, gracias a Dios, no suele ocurrir nunca».

El cuadro viaja en esta caja medida, ignifuga y climatizada para conservar el cuadro y escoltado por su gran valor, siempre a la misma velocidad. «Lleva una velocidad de ruta, que es una media de 90 kilómetros por hora», explica el jefe de Traslados de Patrimonio Nacional, José Noguera.

Además, un GPS tendrá vigilado el cuadro durante esos 2.000 kilómetros hasta llegar a Ámsterdam, donde cumplirá una «cuarentena» para aclimatarse a su nuevo hogar temporal.