Los directores de prisiones obtienen incentivos por recomendar el tercer grado a algunos presos

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El presunto asesino de un niño en Lardero, La Rioja, accedió al tecer grado en contra de la opinión mayoritaria de la Junta de Tratamiento de la cárcel del Dueso, donde estaba interno. Francisco Javier Almeida fue condenado a 30 años de prisión por el asesinato y agresión sexual a una joven agente inmobiliaria, ocurrido en la capital riojana en 1998; y en 1993 fue condenado a 7 años de cárcel por otra agresión sexual, que quedó extinguida en mayo de 1997.

Los técnicos del penal y la Junta de Tratamiento, encargados de estudiar el caso, se opusieron en 2019 a que accediese al tercer grado. Sin embargo, esta decisión fue recurrida por la defensa del preso y la Secretaría General de Prisiones le concedió el tercer grado. Posteriormente el Juez de Vigilancia Penitenciaria le concedió la libertad condicional.

Los directores de las cárceles obtienen incentivos si promueven que algunos presos obtengan el tercer grado. Según los sindicatos, también se pueden obtener por el cumplimiento del presupuesto de la prisión, por la prevención de suicidios o por la participación de los presos en los talleres. Estos incentivos pueden ascender hasta los 2.162 euros más al año. En este caso, la Junta de Tratamiento es decir, la propia prisión se opuso al tercer grado. Sí estaban de acuerdo, Instituciones Penitenciares, que depende de Interior, y el Juez de Vigilancia Penitenciaria.

El hombre de 54 años detenido por la muerte de este niño y que estaba en libertad condicional desde hace 19 meses ha pasado este domingo a disposición del Juzgado de Instrucción número 2 de Logroño, cuya titular ha decretado su prisión provisional comunicada sin fianza y ha sido trasladado al centro penitenciario de la capital riojana como presunto autor del homicidio.