86.000 granjas de cerdos. La gran mayoría están industrializadas, con hasta 10.000 cerdos. Se trata de macrogranjas ubicadas, casi siempre, en pequeñas zonas rurales, en las llamadas España despoblada.
Estas zonas rurales suelen tener poca población, que han ido proliferando en la última década con la idea de que traerían trabajo y riqueza para la España despoblada. Sin embargo, el efecto ha sido el contrario.
Aquella población que se ha quedado en estas zonas rurales soporta el mal olor que produce las granjas, los elevadísimos consumos de agua y la contaminación en el entorno. «El olor no se puede soportar», dice una vecina.
Hasta 16.000 cerdos
En algunas provincias, hay zonas en las que cada localidad tiene como mínimo una de estas granjas. En ellas pueden criarse unos 16.000 cerdos y esto equivale a grandes cantidades de residuos que se acumulan.
Los purines están en balsas con tamaños como piscinas olímpicas, que desprenden mal olor y gases que se esparcen por la tierra. Existe el riesgo de filtrarse en los acuíferos.
Estas macrogranjas consumen unos 34 millones de litros de agua anuales. Se trata de 40 veces más que la población. Para poner en marcha una instalación porcina se necesita mucha agua.
Estas macrogranjas son legales. Tienen un seguimiento y unas inspecciones periódicas, que controlan y se supervisan por Medio Ambiente «en todo momento». Sin embargo, en estas zonas se pierde más población que en las que no tienen estas granjas.