Fernando Alonso vuelve a la Fórmula 1 con Renault: se anuncia mañana

segea48629359 spanish driver fernando alonso toyota ts050 hybrid lmp1 at200707155206 1594130067906
segea48629359 spanish driver fernando alonso toyota ts050 hybrid lmp1 at200707155206 1594130067906

El español regresa al equipo con el que se proclamó campeón del mundo en 2005 y 2006.

Fernando Alonso vuelve a la Fórmula 1. Desde que a finales de 2018 anunció que se retiraba dejó entreabierta una puerta de regreso al Gran Circo, y ya se ha abierto del todo.

Este miércoles por la mañana, Renault tiene previsto hacer el anuncio oficial, algo que ya se había dejado caer en los días previos. Daba pistas Noemí de Miguel, corresponsal de Movistar F1 a los Grandes Premios, después de la cita inaugural del campeonato 2020: «Tras la carrera, Cyril Abiteboul les ha dicho a los mecánicos más veteranos (aquellos que llevan más de 15 años), que ya han trabajado con él».

El que iba a ser uno de los culebrones del verano, cuyo primer capítulo ya se vivió mediante una noticia lanzada desde los micrófonos de la SER (desmentida por su entorno, por el propio Alonso y por el equipo en cuestión), está muy cerca de resolverse. Sólo falta el anuncio, de hecho.

El piloto asturiano y la escuadra francesa acercaron posturas en las últimas semanas para firmar un contrato que les unirá, al menos, en 2021 y no antes porque este 2020 está centrado en la disputa de las 500 millas de Indianápolis. Las fechas de la semana de preparación de la cita en el óvalo impedirían que Alonso disputase el Gran Premio de España, y viceversa, y no hay ninguna posibilidad de que el bicampeón asturiano cambie su gran objetivo con el Arrow McLaren SP por correr la cita en el achicharrante Montmeló el 16 de agosto.

Las condiciones de Alonso

La tercera venida de Alonso a Renault se producirá en un contexto muy diferente a los anteriores. En 2001, recién proclamado vencedor de la antigua F3000 (equivalente aproximado a la Fórmula 2 actual), Flavio Briatore le atrajo a su redil porque había visto en él un diamante que le recordaba al, por entonces, tricampeón Michael Schumacher. Tras un año de debut con Minardi y otro en ‘barbecho’ como probador, en 2003 se vistió con los colores azules… y el resto es historia del automovilismo.

Tras el polémico 2007, Alonso usó Renault como sala de espera para su ansiado fichaje por Ferrari. Aquellos dos años que pasó de regreso en Enstone no tuvieron nada que ver con los anteriores, con un monoplaza cuyo rendimiento no tenía nada que ver. 

De aquella época, lo que más se recuerda fue el ‘crashgate’, como se vino a conocer el GP de Singapur de 2008 en el que a Nelsinho Piquet le ordenaron estrellarse (ni eso hizo bien, porque se equivocó de curva y vuelta) para propiciar la salida de un coche de seguridad que beneficiase a Alonso. Aquella carrera la ganó, pero se llevó por delante al propio Briatore y a Pat Symonds, hoy totalmente repuestos de aquel veto.

Doce años después, un lustro en Ferrari, cuatro años más en McLaren y dos victorias en las 24 horas de Le Mans (y el Mundial de Resistencia) de por medio, el contexto es radicalmente distinto. Alonso ya no tiene nada que demostrar en la Fórmula 1, más allá de que aún puede ser competitivo al borde de los 40 años. Tampoco necesita un gran contrato que le convenza, y de hecho tendrá que sufrir las consecuencias de la crisis económica que ya azota al deporte mundial ‘postpandemia’: su salario estará más cerca de los 10 millones que de los 20 que actualmente cobra Daniel Ricciardo, al que sustituirá.

A cambio, Alonso tendrá una mayor preponderancia en las decisiones del equipo, posiblemente sea patrocinador a través de su marca de ropa ‘Kimoa‘, que le acompaña en todas sus aventuras extracurriculares (y que lucirá en el Arrow McLaren SP de Indianápolis) desde hace años y, lo que es más importante para él, podrá decidir cuándo irse.

Alonso no quiere estar atado a un contrato largo, y como ya hizo en McLaren, su intención es firmar bajo la fórmula ‘uno más uno’, aunque su intención es llegar, al menos, a ese 2022 en el que cambiará radicalmente la normativa y, con ello, el orden de la parrilla. Al menos, en teoría.