Atracados en el puerto de Ibiza, con retrasos de más de seis horas y sin medidas de seguridad contra la COVID-19

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coronavirus ha truncado el inicio- o la vuelta- de las vacaciones de varias personas que este miércoles viajaban en un ferry de la compañía ‘GNV Bridge’. Se trata del viaje dirección Palma-Barcelona y otro entre Ibiza -Valencia. El primero de los buques ha sufrido importantes retrasos y el segundo, directamente, ha tenido que ser cancelado porque un comandante de la compañía dio positivo en COVID-19 antes de iniciar el trayecto. Ahora, cientos de pasajeros están atracados en el puerto de Ibiza sin medidas de seguridad y sin noticias sobre cuándo se solucionarán los problemas.

A la vista del peligro que esto podía suponer para el resto de pasajeros y de la tripulación, la compañía aplicó los protocolos COVID y aisló a los trabajadores provocando que los pasajeros del trayecto Barcelona-Palma se quedasen en tierra.

Una de las pasajeras afectadas explica que el barco directo de Palma a Barcelona debía llegar en torno a las 18:30 de la tarde a su destino y que al principio les contaron que «llegaría una hora más tarde porque primero debía pasar por Ibiza». El problema es que en ese barco, que debía trasladar a los pasajeros dirección Barcelona, también viajaban personas de dirección a Valencia a las que les habían cancelado previamente el viaje por el positivo en COVID de la tripulación.

Juntan los pasajeros de dos barcos en uno

Este hecho no fue comunicado y lo que se encontraron al zarpar era un ferry con hasta 800 pasajeros en su interior. Denuncian que las medidas COVID no se han cumplido y, además, llevan horas atracados en el puerto de Ibiza sin ningún tipo de noticia. «El aforo está ampliamente superado con gente sin mascarillas en los pasillos tirados en los balcones del barco», cuenta una de las afectadas.

Llevan unas seis horas de retraso y aún no saben hasta cuándo deberán permanecer en un buque en el que «no se sienten seguros» por la cantidad de personas con las que se han visto obligadas a convivir. Además, también denuncian que no hay servicio de cafetería ni comedor porque no han abierto y tan solo les han proporcionado un bocadillo «muy sabroso», explica esta afectada irónicamente.