Chile podría convertirse muy pronto en el octavo país de América latina en legalizar el matrimonio igualitario después de una larga lucha de los diferentes colectivos LGTBI. Por ahora, y desde el 2015, las personas homosexuales solo pueden casarse bajo la figura del Acuerdo de Unión Civil, la cual no reconoce los derechos filiativos, es decir, el derecho que tendrían los hijos de estos matrimonios a ser reconocidos como descendientes de sus padres.
El proyecto de ley fue presentado en 2017, pero hasta ahora no se ha dado luz verde en el Senado. Gracias a la mayoría conseguida (28 votos a favor de un total de 43), ahora solo falta que se discuta y apruebe en la Cámara de Diputados. De aprobarse, sería una victoria histórica en el país. «Estamos lo más cerca que hemos estado en la historia de Chile de la igualdad familiar para las parejas del mismo sexo. Hoy celebramos un paso más hacia una victoria rotunda para toda la sociedad», ha expresado la directora ejecutiva de la Fundación Iguales, Isabel Amor, al conocer la noticia.
Un importante paso en la historia del país
La nueva ley aprobaría, además de llamar matrimonio a las uniones entre personas del mismo sexo, la adopción y la filiación de los hijos de las parejas. Además, el proyecto cambiaría el concepto de «madres o padres» por el de «progenitores». También se reconocerán las uniones que se hayan contraído o se contraigan en el extranjero, se permitirá elegir el orden de los apellidos de los hijos y eliminará la homosexualidad como causa de un divorcio.
Tras cuatro años de atascos, en enero de 2020 el Senado decidió aprobar la idea de la legislación del matrimonio homosexual pero la oposición de los partidos de la derecha no permitieron avanzar en el aspecto. Sin embargo, para sorpresa de todos, el presidente chileno Sebastián Piñera, acabó cediendo en su última rendición de cuentas pública, el pasado 1 de junio. Explicó que, antes de finalizar su etapa como presidente en marzo de 2022, quería dejar tramitado dicha ley. «Ha llegado el tiempo de aprobarlo», dándole un carácter de «urgencia» a su tramitación.