Bad Münstereifel, que está completamente destrozada y llena de escombros durante kilómetros. Y es que el agua de las inundaciones ha terminado arrastrando un carro de la compra, un coche y hasta una barca en la vía del tren.
Lo cierto es que todavía queda mucho trabajo por hacer para recuperar lo normalidad. De hecho, los vecinos cuentan que todavía no se lo creen, porque para ellos era imposible imaginar que cuando empezó a llover el miércoles la zona iba a acabar habiéndolo perdido todo.
Prácticamente todas las casas están afectadas y las calles están repletas de centenares de vehículos inutilizables. «Estamos todos muy tristes», cuenta un vecino. Los habitantes tratan de salvar lo que pueden después de vivir el mayor susto de sus vidas. Un hombre tuvo que salir por la ventana de su casa con su hija a hombros porque el agua le llegaba a la cintura. Otro hombre relata cómo su suegra se cayó al suelo en la noche del miércoles y no se podía levantar: el agua le llegaba al cuello.
Mesas o palés: todo sirve contra el agua
Los vecinos han tenido que echar mano de cualquier cosa, como sacos de arena, pero también hay palés, maderas o mesas dadas la vuelta para evitar que se cuele el enorme torrente de agua que tienen en la puerta de sus viviendas. Y es que aquío pocos tardarán mucho tiempo en olvidar esta terrible noche del mes de julio.
Por lo pronto, las autoridades continúan buscando a supervivientes entre las decenas de desaparecidos por las inundaciones. Hay al menos 58 muertos, aunque las cifras pueden subir en las próximas horas. Alemania vive estos días las peores inundaciones de su historia, un terrible acontecimiento que la canciller, Angela Merkel ha tildado de «catástrofe».