‘Angelitos Negros’ sobre la puerta de la Capilla del Carmen, en Lugo. Una nueva a aparición de este artista urbano, ‘el Primo de Banksy’ que suma ya varios grafitis repartidos por distintas ciudades españolas.
Si hay algo que resulta difícil, y casi paradógico, es tratar de etiquetar a un artista urbano. Es posiblemente una de las expresiones más libres y variopintas. Aún así, si hay un nombre reconocido por todos y que ha creado escuela, probablemente sea el de Banksy.
Es el más famoso grafitero de todos los tiempos, aunque nadie pueda ponerle nombre y apellido y su cara no aparezca en los muchos artículos que se han escrito sobre él. Se han llegado a pagar cientos de miles de euros por su obras, aunque la mayoría puede disfrutarse en rincones de todo el mundo a la vista de todos.
El primo de Banksy
Y con el mismo sigilo y cuidado que el británico, actúa el que ya se conoce como su primo, el Primo Banksy. Él mismo ha adoptado el nombre después de que la prensa se lo adjudicase. “Pareciera que todos los artistas urbanos tenemos que ver con Banksy, o primos, o hermanos, o que si el Banksy gallego, o español, o madrileño”. Nos lo explica a través del mail, porque si hay algo que sí le une a Banksy es el anonimato. Asegura que en el arte urbano hay referentes por todas partes, y aunque él sea el más conocido, hay cientos de artistas por el mundo. Galicia de hecho, es cuna de una generación que viene pisando fuerte.
Por lo que al Primo Banksy respecta, nadie sabe quién es, y su intención es que siga siendo así; “el anonimato tiene sus incovenientes, pero mi propuesta radica en la crítica, la reivindicación y la ilegalidad, para poder ejercer cierta libertad como artista”.
Una libertad que en esta ocasión le ha llevado a representar ‘los Angelitos Negros de Machín’ con la letra del poeta venezolano Eloy Blanco, una crítica a los pintores que permanecen indiferentes frente a las desigualdades. “Decidí que la obra, que es una interpretación de los ángeles más famosos de la historia del arte, los de la Madonna Sixtina de Rafael, debía colocarse en una iglesia, si no no tendría sentido.” Y la elegida fue la Iglesia del Carmen, en Lugo. Eso sí, realizados sobre papel y pegados a la pared, para no dañar la fachada de este templo del SXVIII. Aunque el tiempo haya hecho en ella suficiente mella.
Ésta es la última de sus apariciones, en el recuerdo otras como el homenaje a Lorca en la Travesía de San Mateo en Madrid. Y en la mente seguro que muchas otras que disfrutaremos, donde menos lo esperemos.