China está intentando actuar como una suerte de banco central global a través del control que ejerce (o que cree ejercer) sobre las materias primas. El ‘gigante asiático’ fue acusado de acaparar materias primas durante la fase más dura del covid-19, ayudando a generar un rally alcista que ha sido denominado por muchos como un nuevo superciclo de las materias primas. Pues esa política, junto a la recuperación global de la economía y otros factores, ha disparado el precio de metales, petróleo, alimentos… generando una oleada de inflación que Pekín busca desinflar sacando al mercado parte de sus reservas.
China está comenzando a vender grandes cantidades de metales industriales que formaban parte de sus reservas estatales, en un esfuerzo por sofocar el fuerte aumento de los precios en las fábricas, que han alcanzado un máximo de 13 años y están avivando los temores de la inflación mundial, según informan desde The Wall Street Journal. No obstante, son muchos los factores que están imprimiendo velocidad al auge de los precios, como el incremento de los fletes o la propia transición energética, que está encareciendo sobremanera el precio de la energía.
Pekín es el mayor comprador mundial de una larga variedad de productos industriales y, por ende, es una parte importante de la demanda mundial. Ahora, China está utilizando su peso en el mercado para tratar de sofocar el fuerte aumento de los precios mundiales de los metales durante los últimos 12 meses, incluido el incremento del 65% en el cobre, un indicador de la salud macroeconómica. Las medidas de estímulo económico y la fuerte recuperación la actividad económica mundial desde los mínimos de la pandemia han provocado una ola de compras en China y en otros lugares.
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La última medida de China apunta al cobre, aluminio y zinc, entre otros metales, y describe un programa de subastas públicas para procesadores y fabricantes de metales nacionales, según explicó el pasado miércoles la Administración Nacional de Alimentos y Reservas Estratégicas. Aún así, la medida de Pekín se produce cuando algunos precios de los metales, incluido el cobre, ya habían comenzado a caer en las últimas semanas, ante un cambio en el sentimiento del mercado, creen que los precios no se justificaban con la realidad que viven esos metales.
Un éxito no garantizado
El enorme poder de Pekín sobre los metales no garantiza necesariamente su capacidad para controlar los precios mundiales. Aún así, la decisión es firma y pretende contribuir de una forma u otra a calmar una inflación que ha alcanzado el 5% en EEUU o el 2% en Europa. No obstante, es en los mercados emergentes donde el alza de precios resulta más peligroso, puesto que al incremento de las materias primas se suma unas divisas que son más volátiles y unas estructuras económicas y demográficas más propensas a sufrir inflación. Turquía, Rusia, Brasil, India, Argentina o Ucrania son algunos de estos países que pueden tener problemas con una inflación demasiado alta.
Una inflación muy alta puede ser perjudicial para la economía global, algo que no conviene a China. La mayor ‘fábrica’ del mundo debe velar también por la salud de sus clientes si quiere mantener o incrementar sus ventas al exterior.
En un breve comunicado, la Administración Nacional de Alimentos y Reservas Estratégicas -departamento de la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo, principal órgano de planificación económica del país- apuntó que llevará a cabo estos planes «en el futuro cercano», sin especificar fechas concretas.
La medida se toma con las compañías de procesado de metales no ferruginosos y de manufactura en mente, y está en línea con los planes del Consejo de Estado -el Ejecutivo chino-, añade el comunicado. Los materiales serán entregados a las empresas de los mencionados sectores tras un procedimiento de subasta pública.
China busca soluciones
En las últimas semanas, los reguladores del país asiático han convocado a las compañías suministradoras de materias primas para evaluar la subida de los precios, que las autoridades también atribuyen a la especulación en los mercados.
A finales de mayo, el Consejo de Estado anunció medidas a este respecto, apuntando que habrá «tolerancia cero» ante actividades ilegales relativas a los precios de las materias primas.
Warren Patterson y Wenyu Yao de ING Bank, explican que «un factor importante es el mensaje que las autoridades chinas están enviando al mercado, con sus esfuerzos por frenar el aumento de los precios de las materias primas». Hubo momentos en los que se temió por el suministro de cobre a nivel global.
Los altos funcionarios chinos buscan vías para frenar los aumentos de precios de las materias primas. El Consejo de Estado sentenció el mes pasado que tomaría medidas para garantizar un suministro adecuado y precios estables para las materias primas.
«Necesitamos mantener los precios básicamente estables y prestar especial atención a las tendencias de los precios de las materias primas», aseguraba el viceprimer ministro chino, Liu He, después de que el índice de precios al productor de China subiera un 6,8% interanual en abril. No obstante, ese indicador se aceleró al 9% en mayo, superando las previsiones de consenso de los economistas y alcanzando el ritmo más rápido desde septiembre de 2008. El aumento se produce cuando la inflación para los consumidores y los productores aumenta de forma drástica en EEUU y en medio mundo.
«No podemos descartar la posibilidad de que se introduzcan más políticas de control de precios», asegura un estrategia de materias primas de Huatai Futures en un informe. El mercado está mirando hacia Pekín con cautela a la espera de nuevas medidas o nuevos anuncios.
Las compras masivas de China han afectado a los mercados de otras materias primas a nivel mundial. La fuerte subida del gas natural el invierno pasado, provocada por las enormes compras chinas, puso a varias zonas de Japón al borde de los apagones.
El metal rojo, considerado en gran medida como un referente debido a su versatilidad en aplicaciones industriales, ya ha caído un 9% desde que registró su máximo histórico a principios de mayo. El vertiginoso repunte del metal puede haber excedido sus fundamentos de oferta y demanda, incluso antes del anuncio de Pekín el pasado miércoles miércoles, dicen algunos analistas.
¿Será suficiente?
Los analistas, que van desde ING hasta Goldman Sachs, dudan sobre la capacidad de China para influir en el mercado de una forma notable. «No está claro si las ventas de metales afectarán suficientemente al aumento de la inflación de los precios al productor de China», aseguran los expertos. La oficina de estadísticas de China ha atribuido el aumento también a materias primas no incluidas en estas últimas subastas de metales, como el petróleo crudo y el hierro, unas materias primas que China consume con intensidad, pero cuyo poder de influencia en el mercado es inferior.
«La presión de la inflación industrial probablemente se mantendrá y representará riesgos adicionales para el crecimiento económico», aseguran los economistas de Citigroup en una nota a principios de este mes, añadiendo que no hay una solución rápida, ni fácil para esta ronda de inflación impulsada por las materias primas.