Un tríptico anónimo del siglo XVI estará expuesto en el Museo del Greco

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El Museo ha optado por exponer como ‘pieza invitada’ este tríptico de sus almacenes igual que ha hecho en semanas anteriores con la Virgen de la Esperanza

El Museo del Greco muestra de forma temporal, hasta el 12 de septiembre, un Tríptico de la Crucifixión, anónimo de la segunda mitad del siglo XVI aunque durante un tiempo fue atribuida a Luis Tristán, discípulo del Greco, y que habitualmente está en los almacenes del Museo.

El Museo ha optado por exponer como ‘pieza invitada’ este tríptico de sus almacenes igual que ha hecho en semanas anteriores con la Virgen de la Esperanza, según ha explicado la institución museística a través de su web y redes sociales, consultadas por Efe.

El Tríptico de la Crucifixión es un óleo sobre tabla y lienzo, de 86,5 por 121 por 4,2 centímetros, en cuya parte central muestra al Cristo crucificado siguiendo un modelo similar al de la escuela pictórica toledana, motivo por el cual la tabla fue atribuida a Luis Tristán, discípulo del Greco.

La asociación de varias tablas a modo de pequeños retablos fácilmente transportables era común ya en el siglo XV, pero en el XVI se renovó su iconografía siguiendo la doctrina de Trento.

En este Tríptico anónimo se han combinado «de forma muy original» dos soportes: óleo sobre lienzo para la escena central y óleo sobre tabla para los laterales, ha explicado el.

En la parte superior de la imagen central se oculta parcialmente el sol a la izquierda, mientras que la luna aparece a la derecha, y a los pies de la cruz una calavera simboliza la leyenda según la cual Adán habría sido enterrado en el Gólgota, en el mismo lugar donde se elevó la cruz.

En la tabla superior izquierda se representa a San José sujetando una vara florecida y una escuadra de carpintero, a su lado Jesús niño sostiene un orbe como ‘Salvator Mundi’ y bajo ellos se encuentra San Juan Bautista, a cuyos pies hay un cordero tumbado.

Y en la tabla superior derecha, San Miguel sostiene un escudo y clava una lanza en un demonio alado tendido en el suelo al que pisa con ambos pies, aludiendo a la batalla entre San Miguel Arcángel y Satanás, y debajo aparece San Bruno con el hábito blanco de los cartujos.