El olor horrible del gas doméstico está ahí para salvarnos la vida

image 2019 03 15
image 2019 03 15

Tal vez se sorprendan sabiendo que los hidrocarburos que lo forman son inodoros

Los seres humanos llevamos usando diferentes tipos de combustibles fósiles desde hace más de dos siglos.

El carbón mineral, fue quizá el primer combustible fósil que usamos los seres humanos, cuyo uso se extendió en los inicios de la Revolución Industrial.

También en esos tiempos se comenzó a utilizar el gas natural como combustible en lámparas para iluminación de calles y a veces de interiores.

Actualmente, además de las gasolinas que son muy comunes como combustibles, el gas natural se sigue utilizando, sobre todo para cocinar o en sistemas de calefacción.

Ese tipo de combustible es una mezcla de sustancias, en el que predomina el metano: el hidrocarburo más simple.

Pero además del gas natural, es común que utilicemos como combustible doméstico, otra mezcla denominada gas LP.

Gas licuado

Tanto el gas natural, como el gas LP, cuando se almacenan o incluso se transportan por ductos, no están realmente en estado gaseoso.

Aunque a temperatura ambiente los hidrocarburos que los componen se encuentran en estado gaseoso, cuando se someten a presión pueden licuarse, es decir que pasan al estado líquido y las siglas LP quieren decir justamente licuado de petróleo.

Y es que la mezcla que forma al gas LP contiene varias sustancias que se obtienen en la extracción y refinación del petróleo, en la que predominan el propano y el butano.

Así, aunque llamamos gas al material contenido en tanques y ductos en realidad está en forma de líquido. 

En general, bajo las condiciones controladas en las que se libera este material en las instalaciones que tenemos en nuestras casas, el material deja de estar bajo presión y entonces realmente queda en estado gaseoso.

Inodoros, incoloros y peligrosos

Tanto el metano del gas natural, como el propano y el butano del gas LP, son sustancias inflamables, es decir que con el oxígeno del aire forman mezclas que se arden con facilidad. 

Esto por un lado es una ventaja, pues si no fuera así, no los usaríamos como combustibles, pero por otro, deben usarse con cuidado para evitar accidentes.

Todos estos gases comparten otras características: son incoloros y no tienen ningún olor, lo que hace que sus fugas sean muy peligrosas.

Aunque como tal no tiene una toxicidad alta, si los inhalamos en grandes cantidades podemos sentirnos mareados y con dolor de cabeza, pero sobre todo porque en esos casos estaríamos respirando menos oxígeno del necesario.

Pero hay un problema aún mayor: con fugas inadvertidas, puede ocurrir acumulación de gases lo que hace más probable una explosión.

En 1937, una fuga de gas natural, que pasó inadvertida, causó una explosión en una escuela en Texas, EE. UU., ocasionando la muerte de 300 personas.

Solución olorosa

A partir de esa terrible tragedia, fue que se consideró añadir al gas de uso doméstico alguna sustancia con olor.

Se eligió una con un olor específicamente desagradable, para que fuera notable y sirviera como advertencia en casos de fuga.

Desde entonces el aditivo más común que se usa para dar olor al gas LP y el gas natural es el compuesto azufrado, etanotiol.

El etanotiol es un compuesto orgánico que contiene azufre y como muchas sustancias que contienen ese elemento, tiene un olor desagradable.

Otra ventaja es que este tipo de compuestos son fácilmente detectables por la nariz de los seres humanos, incluso en pequeñísimas concentraciones.

Así que ese olor desagradable que ahora todos identificamos como el “olor a gas” no es realmente parte del combustible, sino que se añadió como una medida de seguridad.

Y sin duda en las décadas que se ha usado el pestilente etanotiol, seguramente ha salvado muchas vidas.