Un empresario belga ha desarrollado unas mascarillas mucho más personales que las habituales. Un fotomatón, software y una aplicación de móvil, lo único necesario para obtener estas máscaras faciales con los rasgos de cada uno.
El fotomatón ‘Cheesebox’ saca una foto de la cara su cara y la imprime en una mascarilla. El proceso lleva un par de minutos y reproduce una imagen lo suficientemente realista como para animar a los clientes habituales en un restaurante de Bruselas, felices de ver a sus chefs favoritos.
«En hospitales, residencias y algunas empresas, una máscara médica a veces puede parecer deshumanizante», explicó Charles de Bellefroid, uno de los cofundadores de la compañía que construyó y entregó la máquina. «Al darle al médico o al cuidador la verdadera apariencia de una cara, los pacientes se sienten mejor», considera.
Bélgica anunció este miércoles una nueva actualización de las normas para la desescaldada entre las que destaca que no será obligatorio llevar mascarilla, ni siquiera en los comercios, y que la «burbuja» con la que cada hogar puede tener contacto físico cada semana pasa de 10 a 15 individuos.