Marcus Armitage ha llevado a cabo un tremendo reto en Inglaterra. Todo ello relacionado con el golf, pero ‘inventando’ una nueva modalidad que parece mucho más complicada. El propio Armitage necesitó una decena de intentos antes de conseguirlo.
El objetivo es meter la bola, no en un hoyo sino en un coche en movimiento que supera los 180 kilómetros por hora. Y lo consigue, aunque se desespera con cada fallo.
Por fin la pelota cae dentro del vehículo y tanto el golfista como el conductor del coche lo celebran a lo loco, fundiéndose en un efusivo abrazo al final. Este nueva ‘modalidad’ de golf ha arrasado en redes sociales.