El oro elaborado en los castros gallegos fue adulterado añadiéndole plata y bronce pero dándole una apariencia más “aurífera” con la llegada de los conquistadores romanos, constata un estudio efectuado por expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Esta institución, a través del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit, Santiago) y del Instituto de Historia (IH, Madrid), publica en Archaeological and Anthropological Sciences la primera aproximación sistemática a la composición química de lingotes castreños en metales nobles, tomando como objeto de estudio 40 ejemplares hallados en castros de Galicia y norte de Portugal.
Los investigadores analizaron cuarenta lingotes de metales preciosos procedentes de excavaciones arqueológicas en castros de hace dos milenios hallados en Galicia y en el norte de Portugal aplicando una fluorescencia de rayos X, señala la institución en un comunicado.
Así, observaron que los lingotes de aleación de oro, plata y cobre no coinciden con los de joyas castreñas, ya que están elaborados con cantidades de plata y cobre superiores a las documentadas.
“Antes de la conquista romana, las comunidades castreñas obtendrían el oro mediante el bateado en los cauces de los ríos”, indican los investigadores, y apuntan que las pepitas de oro contenían plata.
Al elaborar las joyas “con frecuencia se añadían cantidades adicionales” de plata, probablemente importada, porque “los recursos argentíferos del noroeste son poco abundantes y no existe constancia de su explotación en la antigüedad”, según el científico Xosé-Lois Armada, del instituto Incipit de Santiago de Compostela, autor del estudio junto al experto en metalurgia antigua Óscar García Vuelta, del Instituto de Historia, en Madrid.
En sus conclusiones, publicadas en la revista científica Archaeological and Anthropological Sciences, ambos indican que entre los lingotes hallados en Galicia hay “los elaborados mediante una aleación de oro, plata y cobre” y los “conformados por plata”, y señala que los primeros tienen “cantidades de plata y cobre superiores a las documentadas en las joyas”.
Según sus análisis, en el momento “más avanzado de la orfebrería castreña”, que coincide con la época de conquista romana hace ahora dos mil años, las joyas tenían “núcleos interiores elaborados en metales menos nobles” de plata o bronce “a los que luego se daba apariencia áurea mediante técnicas de dorado superficial”.
En ese sentido, “los lingotes objeto de estudio pueden pertenecer precisamente a este momento” en el que “el reciclado de estas joyas sí podría dar lugar a composiciones como las halladas en los lingotes”, según García-Vuelta, especialista en microscopía electrónica y en orfebrería castreña.
La aleación oro-plata-cobre se localiza predominantemente en la zona central y norte de la provincia de Lugo, mientras que la de plata se concentra en el sur de Galicia, norte de Portugal y occidente de Asturias.
“Estas diferencias podrían deberse a procesos culturales distintos en relación con el avance de la presencia romana en el noroeste ibérico”, ya que la zona meridional estuvo más sometida al control e influencia de la Roma antigua, mientras que el área septentrional mantuvo mayor peso de las tradiciones locales como la orfebrería.
En opinión de los investigadores, “los lingotes de plata podrían tener una doble función de materia prima para la producción metalúrgica y elemento premonetal, y los de aleación de oro, plata y cobre estarían destinados a la primera de estas funciones”.
La investigación se realizó en el proyecto “Innovación tecnológica, circulación del metal y artefactos metálicos de prestigio en la Europa atlántica (siglos XIII-I a.C.)”, financiado por GAIN-Xunta.