Hallada en Egipto la ‘Ciudad Perdida’ de Luxor, el descubrimiento más importante desde la tumba de Tutankamón

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Cuando pensamos en el antiguo Egipto pensamos en pirámides, en momias, en faraones y en dioses con cabeza de animal. A muchos les sonará el nombre de Tutankamón. Su tumba fue descubierta en 1922 por Howard Carter en el Valle de los Reyes en Egipto y fue uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo.

Este jueves, la misión dirigida por el egiptólogo Zahi Hawass encontró una ciudad perdida bajo las arenas de Egipto hace 3.000 años. Según Betsy Brian, profesora de Egiptología de la Universidad John Hopkins en Baltimore, el descubrimiento de esta ciudad «es el segundo descubrimiento arqueológico más importante desde la tumba de Tutankamón». Así que a partir de ahora cuando pensemos en Egipto quizá nos suene este nombre: Amenhotep III.

Las excavaciones que llevaron al hallazgo comenzaron en septiembre de 2020 para tratar de encontrar el templo mortuorio de Tutankamón, pero a las dos semanas de empezar, la misión arqueológica se llevo una gran sorpresa cuando aparecieron ladrillos de adobe y los arqueólogos comenzaron a desenterrar una estructura urbana. «La arqueología es así, buscando una historia te encuentras otra», explica desde Luxor a 20minutos Francisco J. Martín Valentín, egiptólogo del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto de Madrid.

Según Francisco J. Martín, este jueves comenzaron a encontrarse datos importantes en esta excavación que indican que es la apodada ‘Ciudad dorada perdida’. «Han descubierto estructuras urbanas de un barrio perteneciente a una gran ciudad fundada en la época de Amenhotep III, el noveno faraón de la dinastía XVIII», apunta.

Para este egiptólogo el hallazgo es sumamente importante. «No sabría decir si el más importante después del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, pero desde luego va a traer consecuencias importantes desde el punto de vista del fin de la dinastía. Fue un momento muy convulso».

Betsy Brian señala que el descubrimiento de esta ciudad puede resolver uno de los mayores interrogantes de esta dinastía: ¿Por qué huyeron Nefertiti y Akenatón (hijo de Amenhotep III) de Amarna? Martín indica que efectivamente, «las excavaciones irán arrojando luz sobre este tema».

Corregencia de Amenhotep III y su hijo

El Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto señala que la ciudad se trata del «mayor asentamiento administrativo e industrial de la era del Imperio Egipcio en la orilla occidental del Luxor», situada en el Nilo.

Según Martín, el hallazgo de esta ciudad es importante porque han encontrado recintos intactos con muchos objetos que prueban que ese lugar fue utilizado durante el tercer jubileo (la fiesta de regeneración del rey) del faraón Amenhotep III y hay una consecuencia inmediata que es «demostrar que había una corregencia, estaban reinando Amenhotep III y su hijo, Amenhotep IV, también conocido como Akenatón”.

La conclusión de que padre e hijo pudieran reinar a la vez, ya la infirieron Francisco J. Martín y la egiptóloga Teresa Bedman hace unos años: «La gente se quedó perpleja porque esto acortaba el reinado de Amenhotep III. Hasta ese momento se decía que había reinado primero el padre y después de morir subió su hijo como rey». «El descubrimiento de la ciudad corrobora lo que nosotros decíamos», señala Bedman.

Buenas condiciones de preservación

La ciudad se encuentra en muy buenas condiciones de preservación, con sus muros casi completos y con estancias llenas de objetos de la vida cotidiana. Según el Ministerio, «las capas arqueológicas han permanecido intactas durante miles de años, como si sus antiguos residentes las hubieran dejado ayer mismo”.

‘El Ascenso de Atón’, así denominan a la ciudad porque Amenhotep III se nombró a él mismo dios Atón, permitirá estudiar cómo vivían los antiguos egipcios en la época en que el Imperio estaba en su mayor apogeo.

Aunque hasta ahora se solo se han logrado desenterrar algunas zonas de la ciudad, se han encontrado una panadería, una cocina con hornos y piezas de cerámica y un barrio administrativo y residencial. Además, según el Ministerio, «estaba cercada por un muro en zigzag, con un único punto de acceso», lo que hace pensar a los arqueólogos que tenía una función defensiva.

También han hallado un área de trabajo con moldes para la producción de amuletos y objetos decorativos y una zona para la fabricación de ladrillos usados en la construcción de templos y que llevan el sello con el nombre el faraón Amenhotep III.