CLM: La caza está de vuelta con la disminución de las medidas sanitarias a nivel 2

Cazador perro
Cazador perro

La actividad cinegética ha vuelto a recuperar la normalidad en Castilla-La Mancha tras rebajarse las medidas para prevenir los contagios de la covid-19, y en los últimos días cientos de cazadores participan en monterías, batidas y ganchos a lo largo de todo el territorio regional.

El director general de Medio Natural y Biodiversidad del Gobierno de Castilla-La Mancha, Félix Romero, ha explicado que la disminución del nivel de restricciones a la vista de la evolución de los datos de la pandemia ha permitido que estos días se recupere una buena parte de la actividad cinegética.

La región ha vuelto a la situación que tenía en el mes de noviembre, y además de los cazadores castellano-manchegos, permite la entrada de cazadores de otras regiones, siempre y cuando estos puedan salir de sus respectivas comunidades autónomas.

 

Este hecho, unido a que la Junta ha decidido prolongar una semana más la actividad cinegética, hasta el 28 de febrero, está posibilitando que el sector cinegético recupere su actividad económica, y que por otro lado, con la caza se puedan controlar la sobreabundancia de especies que suponen un riesgo para la conservación de los ecosistemas.

Desde el inicio de la temporada se ha registrado un descenso de un 36 % en la celebración de monterías, un 26% de ganchos y un 59 % en las batidas.

Romero ha recordado que esta situación extraordinaria vivida en Castilla-La Mancha a raíz de las restricciones de movilidad, deben servir también para poner en valor la caza ante la sociedad, porque, ha dicho, «se ha demostrado que durante esta crisis sanitaria el sector cinegético ha jugado un papel importante el control de poblaciones con riesgo de sobreabundancia, especialmente del conejo y el jabalí, para evitar los daños a la agricultura».

 

También ha señalado que de cara al futuro se deben plantear posibles escenarios y posibles medidas que permitan asegurar que las poblaciones cinegéticas entran en una dinámica estable y sostenible en el territorio.

 

Y ha comentado que a partir de los datos que se tengan sobre una mayor incidencia de la presión cinegética en ciertas zonas, de cara a la próxima temporada cinegética, se podría tomar la decisión de ampliar los periodos de caza, «siempre y cuando, no se entre en conflictos con los ciclos biológicos de la reproducción de las especies, y en especial con la fauna silvestre protegida», ha dicho.

Romero ha asegurado que el Gobierno regional y la Consejería de Desarrollo Sostenible apuesta por una futura gestión cinegética que debe pasar por ser «excelente» y que debe buscar «parámetros socialmente responsables, que ambientalmente debe ser viable y económicamente sostenible».

Por eso, ha asegurado, «la caza ética es el futuro», de ahí que Castilla-La Mancha quiera convertirse en una región excelente en cuanto a actividad cinegética ligada a la sostenibilidad.

Y ha señalado que esta será la única manera en que se pueda garantizar el relevo generacional en la caza, favoreciendo así la incorporación de jóvenes al sector cinegético o de la mujer, que está prácticamente desaparecida del mundo de la caza como cazadora.

Entendemos que la caza es una herramienta de gestión en el medio natural, con una arraigo cultural y socieconómico muy importante en nuestro territorio, y desde el punto de vista de la gestión de la fauna cinegética, del paisaje y del conjunto del medio natural, la consideramos una herramienta muy importante».

Los cazadores son un elemento importante, pero deben hacerlo en armonía con el entorno y demostrando de manera clara, con indicaros de eficiencia, que allí donde hay un coto gestionado de manera sostenible, hay biodiversidad y especies protegidas que no solamente mantienen sus poblaciones, sino, que en la medida que esas poblaciones se han de recuperar, se recuperan».

Y ha terminado asegurando que cuando se lleva a cabo una caza ética, se demuestra que incluso pueden convivir especies como el águila imperial ibérica, el lince ibérico o el águila perdicera, que para la Junta, son especies indicadores de biodiversidad.