Hija, hermana y madre de artistas, la protagonista de «Las cosas del querer» acudirá sola a la gala, pero tendrá en mente a todos sus seres queridos, ha dicho en un encuentro con periodistas en la Academia del Cine, que ha comenzado enviando «un abrazo que no termine nunca para todos los que estén pasándolo peor que otros».
Sin pensamientos de retirarse, con una serie («Un asunto privado») y varios proyectos de cine en el horizonte y con ganas de volver al teatro, a ser posible de la mano de Lorca, la tercera de los ocho hijos del cantante y actor Antonio Molina ha asegurado que es más de «vivir el presente» que de mirar atrás.
«Vosotros me hacéis recordar», ha dicho, al ser preguntada por los momentos más significativos de una carrera que empezó a los 19 años con «No matarás» (1974) y que le ha llevado a trabajar con directores como José Luis Borau, Manuel Gutiérrez Aragón, Jaime Chávarri, Josefina Molina, Bigas Luna, Ridley Scott o Marco Bellocchio.
«La suya es una carrera que engrandece nuestro cine», ha destacado el presidente de la Academia Mariano Barroso, «el Goya de Honor es un reconocimiento a su talento, su trayectoria y a su persona», y en ese sentido ha destacado que «nunca» ha salido de su boca «una palabra negativa, una critica o un mal gesto hacia nadie, algo impresionante en estos tiempos».
Preguntada por las denuncias de abuso de poder y acoso a mujeres en el mundo del cine que han salido a la luz en los últimos días y los posibles ecos del movimiento #Metoo en España, Molina ha expresado todo su respeto a la vez que ha asegurado que nunca ha vivido una situación de ese tipo.
«Quienes lo denuncian seguramente lo necesitan hacer y tienen todo mi respeto, pero yo nunca he vivido una situación de ese tipo», ha subrayado, «jamás he tenido ningún desencuentro profesional ni con un hombre ni con una mujer, no he sentido ese poder sobre el otro, no sé lo que es».
Solo mencionó una situación «un poco cómica» al principio de su carrera, cuando no había hecho su primera película. «Un productor que ya no está, fui a su despacho y quiso hacer una gracia de acercarse a mí saltando un sillón, pero se cayó al suelo y yo abrí la puerta y me fui, fue un poco de comedia de Billy Wilder».
Cinco veces nominada a los Goya, la primera por «La mitad del cielo» (1986) de Manuel Gutiérrez Aragón y después por «Luces y sombras» (1988) de Jaime Camino, «Las cosas del querer» (1989) de Jaime Chávarri, «Carne trémula» (1997) de Pedro Almodóvar y «Blancanieves» (2012) de Pablo Berger, el de Honor será el primero que se lleve a casa.
Tiene, eso sí, otros muchos reconocimientos, como el Premio Nacional de Cine, la Medalla de Oro de la Academia, una Concha de Plata, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, o el David de Donatello (de la academia de cine italiana).
Molina ha recordado hoy a Buñuel y a Almodóvar: «Los dos son absolutamente únicos y especiales, han conectado con el mundo de una manera real y verdadera y son seres de una cercanía arrolladora (…) que dejan una huella imposible de borrar».
Pero ha rechazado cualquier ápice de nostalgia a otros tiempos. «Adoro la juventud pero no cambiaría por nada el proceso de la vida», ha dicho la actriz, que acaba de ser abuela de su cuarto nieto. «Estoy muy enamorada», ha señalado.
Sobre el futuro del cine ha opinado que «no morirá nunca» y que «hay que tener confianza en lo que somos para seguir creando e inventando más unidos que nunca».