El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha expresado su preocupación y crítica hacia el Partido Popular (PP) en relación con las recientes discusiones sobre los discursos de odio en redes sociales y la inmigración irregular. El PSOE cuestiona la credibilidad del PP para apoyar medidas que regulen el anonimato en las redes sociales mientras sus aliados, como Vox, continúan difundiendo lo que describen como «mensajes de odio».
Contexto y antecedentes
El debate sobre los discursos de odio en redes sociales ha cobrado relevancia en las últimas semanas, especialmente después de que Miguel Ángel Aguilar, fiscal de Sala Coordinador contra los Delitos de Odio y Discriminación, se mostrara partidario de prohibir el acceso a redes sociales a quienes cometan estos delitos «en los casos más graves». Esta propuesta ha sido recibida con diversas reacciones dentro del espectro político, generando un debate sobre la libertad de expresión y la seguridad en el entorno digital.
La postura del PP y las críticas del PSOE
El Partido Popular ha manifestado su apoyo a las medidas que busquen reducir o eliminar perfiles anónimos que promuevan discursos de odio. Cuca Gamarra, secretaria general del PP, recordó que su partido ya había presentado iniciativas parlamentarias en esta línea. Sin embargo, aclaró que el debate no debe permitir que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sea quien decida «qué se puede decir y qué no» en las redes sociales, subrayando la importancia de evitar la censura gubernamental.
A pesar de estas declaraciones, el PSOE ha lanzado duras críticas contra el PP, acusándolo de hipocresía al hablar de combatir los discursos de odio mientras, en su opinión, no condenan suficientemente las declaraciones de figuras dentro de su propio partido, como el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, quien ha sido criticado por sus comentarios sobre la inmigración irregular. Los socialistas ven en esta falta de condena una contradicción y un intento de beneficiarse políticamente de las alianzas con fuerzas que, según ellos, promueven la intolerancia.
El impacto de los pactos con Vox
Una parte central de la crítica del PSOE al PP radica en los pactos que este último ha establecido con Vox en más de 140 ayuntamientos de toda España. Los socialistas consideran que estos acuerdos han dado «carta blanca» a la ultraderecha para propagar mensajes de odio, que ahora el PP no puede controlar. Según el PSOE, es esta connivencia la que deslegitima cualquier intento del PP de posicionarse como un partido que lucha contra los discursos de odio.
El PSOE ha reiterado la necesidad de que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, rompa con estos pactos si realmente quiere ser creíble en su postura contra el odio. Además, han acusado al PP de haberse «puesto de perfil» en las ocasiones en que se ha solicitado retirar la credencial a propagadores de odio dentro del ámbito parlamentario.
Doble discurso en el PP
El PSOE ha señalado lo que perciben como una dualidad dentro del Partido Popular. Por un lado, figuras como Antonio Silván apoyan medidas en el Senado para restringir el anonimato en redes sociales y luchar contra los discursos de odio. Por otro, el número dos de Isabel Díaz Ayuso, Alfonso Serrano, se ha posicionado en contra de estas mismas medidas, reflejando, según los socialistas, una falta de coherencia en la estrategia del PP.
Esta «doble alma» del PP, como la describe el PSOE, es vista por los socialistas como un obstáculo para que el partido de Feijóo pueda actuar de manera efectiva contra el odio y la intolerancia. Para el PSOE, la raíz del problema reside en las alianzas del PP con Vox, un partido al que acusan de ser la principal fuente de discursos de odio en España.
El PSOE ha dejado claro que no confía en la capacidad del PP para liderar una lucha eficaz contra los discursos de odio mientras mantenga sus pactos con Vox y no condene abiertamente las declaraciones problemáticas dentro de sus filas. Para los socialistas, cualquier acción que el PP tome en este ámbito estará marcada por la sombra de estas alianzas, y por tanto, carecerá de la legitimidad necesaria para enfrentar uno de los problemas más graves que afectan al discurso público en España.