El Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM) publicará este miércoles la nueva orden que regula los períodos hábiles de caza y las vedas para la temporada cinegética 2024-2025. La normativa introduce cambios significativos en las prácticas de caza, destacando la prohibición del uso de visores térmicos para la caza de liebre, perdices rojas y otras especies de caza menor.
Innovaciones en la Normativa
La orden establece que la temporada de caza menor comenzará el 8 de octubre y se extenderá hasta el 8 de febrero, mientras que la temporada de caza mayor finalizará el 21 de febrero. Estas fechas marcan el compromiso de la región con una gestión cinegética que respeta la biodiversidad y las prácticas sostenibles.
Una de las novedades más destacadas es la eliminación de los cupos de jabalí en toda la región, continuando con las medidas para reducir la sobreabundancia de ungulados como el ciervo, el gamo, el corzo y la cabra montés.
Periodos de Media Veda Especificados
El periodo de media veda para la paloma torcaz y la paloma bravía se establece del 20 de agosto al 21 de septiembre, con caza permitida únicamente los jueves, sábados y domingos. Para la codorniz común, el periodo es del 20 de agosto al 15 de septiembre en la mayoría de la región, ajustándose en ciertas comarcas agrarias a un comienzo el 27 de agosto.
Declaraciones del Viceconsejero de Medio Ambiente
José Almodóvar, Viceconsejero de Medio Ambiente, ha comentado que estas regulaciones reflejan el esfuerzo por equilibrar las tradiciones de caza con la necesidad de proteger y conservar el entorno natural. «La nueva orden es un reflejo de nuestro compromiso con una gestión cinegética que valora la biodiversidad y que entiende la caza como una actividad de importante valor social, económico y ecológico», explicó Almodóvar.
Impacto en la Comunidad y la Biodiversidad
Con estas medidas, Castilla-La Mancha busca reforzar la sostenibilidad de sus prácticas cinegéticas y promover un modelo de caza que contribuya positivamente tanto a la economía local como a la conservación del patrimonio natural de la región. La comunidad cazadora, así como los sectores relacionados, se verán directamente afectados por estos cambios, que prometen mejorar la coexistencia de la actividad cinegética con la conservación de la biodiversidad.