En Madrid, un estafador fue detenido y juzgado por intentar engañar a vendedores de propiedades de lujo con billetes falsos que claramente estaban marcados con la palabra «facsímil». Aunque fue absuelto de un delito de falsedad de moneda por la Audiencia Provincial de Madrid debido a que los billetes no podían ser considerados suficientemente engañosos para ser verdaderos, sí fue condenado a once meses de prisión por estafa y otros once por falsedad en documento oficial. El caso destaca la importancia de la diligencia en las transacciones financieras y subraya los criterios legales que definen la falsificación de moneda.
Estrategia del Estafador
El estafador contactaba a vendedores de propiedades de lujo, proponiéndoles cambiar grandes sumas de dinero en billetes de alto valor por billetes de menor denominación, alegando la necesidad de rapidez en la transacción. Su trampa consistía en ofrecer billetes de 500 euros que en realidad eran falsos, aunque estos llevaban impresa la palabra «facsímil», indicativo de que no eran reales. Este detalle es crucial porque, según la ley, para que se considere un delito de falsificación de moneda, los billetes falsos deben ser lo suficientemente convincentes como para pasar por auténticos ante una persona promedio.
El Encuentro Decisivo
En una operación encubierta llevada a cabo por la policía, tras ser alertados por un vendedor precavido, el estafador fue capturado durante un encuentro en un hotel de Madrid. Llevaba consigo una mochila que contenía fajos de papel que simulaban ser billetes de 500 euros, pero estos estaban marcados con la palabra «facsímile», oculta en su mayoría por las bandas que los envolvían. A pesar de este truco, mostraba algunos billetes reales como cebo para validar la autenticidad de la transacción ante sus víctimas.
Consecuencias Legales
Aunque el tribunal de la Audiencia Provincial de Madrid reconoció el acto de falsificación, decidió no condenar al estafador a una pena mayor por este delito debido a que los billetes claramente indicaban ser falsos, y por lo tanto, no cumplían con el criterio de poder engañar a una persona media. Sin embargo, fue condenado a once meses de prisión por estafa y otros once por falsedad en documento oficial, reconociendo así la seriedad de su conducta engañosa y el intento de fraude.