Dulces Tradicionales de Semana Santa en Castilla-La Mancha

Molde de flores manchegas
Molde de flores manchegas

La Semana Santa en Castilla-La Mancha no solo es tiempo de reflexión y recogimiento, sino también una época donde las tradiciones gastronómicas toman un papel principal, especialmente en lo que respecta a la repostería. La rigurosidad de los preceptos religiosos, que imponen el ayuno durante la Cuaresma y los días de la Pasión, han llevado a la necesidad de preparar alimentos que, siendo consumidos en una única comida diaria, aporten la energía suficiente para afrontar el día. En este contexto, los dulces, ricos en azúcares, harinas y mieles, se convierten en protagonistas, ofreciendo un sustento calórico esencial.

El Legado de la Repostería en Semana Santa

La herencia de la repostería de Semana Santa en esta región es vasta, con recetas que han trascendido generaciones. Los pestiños, flores manchegas, canutos y hojuelas son solo algunas muestras de la variedad de dulces típicos, elaborados a partir de ingredientes básicos pero esenciales: harinas, aguardientes, azúcar o miel, y en ocasiones, huevos. La simplicidad de estos ingredientes da lugar a una infinidad de variantes, donde la habilidad de quien cocina transforma mezclas básicas en verdaderas obras de arte comestible.

Hojuelas: Una Tradición Que Persiste

Un ejemplo clásico de estas delicias es la receta de hojuelas, que requiere:

  • 2 huevos
  • 1 medida de anís seco
  • 1 medida de aceite de girasol
  • 200 gramos de harina
  • Miel de romero
  • Aceite para freír

La preparación de las hojuelas es un testimonio de la tradición culinaria manchega, donde la medida de un huevo se utiliza ingeniosamente tanto para el anís como para el aceite, evidenciando la creatividad en la cocina de antaño. La masa resultante, tras un reposo, se extiende finamente y se fríe hasta alcanzar la textura deseada, para finalmente ser bañada en miel.

Flores Manchegas y Bizcochos Borrachos

Las flores manchegas y bizcochos borrachos representan otras dos recetas emblemáticas de la región, cada una con sus particularidades y sabor único. Mientras las flores manchegas capturan la esencia de la primavera con su forma y textura, los bizcochos borrachos de Guadalajara ofrecen una experiencia gustativa rica e intensa, empapados en un almíbar de vino dulce.

Recuperación de Recetas Olvidadas

Interesantemente, hay esfuerzos por recuperar dulces que han quedado en el olvido, como los arropes. Historiadores y gastrónomos bucean en manuscritos antiguos para traer de vuelta a la vida recetas que una vez fueron parte integral de la gastronomía local. Este trabajo de rescate no solo enriquece el patrimonio culinario de Castilla-La Mancha sino que también nos recuerda la importancia de la alimentación en nuestra conexión con la historia y la cultura.