La conducción Picadas-Toledo, crucial para el abastecimiento de agua de 365.000 personas y 72 municipios en la provincia de Toledo, se encuentra en plena fase de reconstrucción tras los daños sufridos durante la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) de septiembre de 2023. Este proyecto, que finalizará a finales de este año, no solo busca reparar los daños sino también adaptar la infraestructura a los nuevos desafíos climáticos.
A seis meses de la DANA
El próximo sábado, 2 de marzo, se cumplirán seis meses desde la DANA que devastó parte de la provincia de Toledo, dejando sin agua durante nueve días a miles de habitantes. Según Fernando Payán, director técnico de Infraestructuras del Agua de Castilla-La Mancha, este evento, que ocurre estadísticamente cada 500 años, provocó una crecida en el río Perales que resultó en la caída de tres puentes, afectando directamente al acueducto de Picadas.
Estrategia de Respuesta y Reconstrucción
Ante esta situación, se implementó una estrategia de emergencia que aseguró el suministro de agua a través de la potabilizadora de Seseña y el uso de camiones cisterna, mientras se trabajaba en la reconstrucción del acueducto. «Lo logramos hacer en nueve días», afirmó Payán, destacando la agilidad y eficacia del equipo ante tal adversidad.
Fases de la Obra y Soluciones a Largo Plazo
La obra, ahora en manos de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), se divide en tres fases con una inversión total de 3,9 millones de euros. La solución definitiva consiste en la construcción de una estructura de acero en forma de arco que permitirá que la tubería quede exenta de apoyos en el cauce del río, adaptándose a la nueva realidad climática y garantizando la resistencia frente a futuras DANAs.
Un Compromiso con la Seguridad y el Abastecimiento
Este ambicioso proyecto no solo representa una solución a los daños causados por fenómenos climáticos extremos, sino que también refleja un compromiso con la seguridad y la sostenibilidad del abastecimiento de agua en la región. Con la finalización de la obra a finales de 2024 o principios de 2025, se busca asegurar que la infraestructura pueda soportar nuevos retos climáticos, garantizando así el suministro de agua a más de medio millón de personas en la provincia de Toledo.