El sector inmobiliario enfrentó desafíos significativos durante el 2023, marcado por una notable reducción en la compraventa de viviendas y en la concesión de nuevos préstamos hipotecarios, aunque los precios experimentaron un leve incremento. Este escenario se dio en un contexto de incremento en los tipos de interés, lo cual repercutió directamente en el costo de financiamiento hipotecario.
Compraventas en Descenso
La compraventa de viviendas registró una caída del 11,2% en comparación con el año anterior, culminando el año con un total de 640.451 operaciones. Esta tendencia a la baja se evidenció en prácticamente todas las comunidades autónomas, con la excepción de Asturias, que contrariamente experimentó un ligero aumento del 1,4%. Las regiones con mayores descensos incluyeron a Baleares, Canarias, Madrid, País Vasco, La Rioja, Cataluña y Andalucía.
En lo que respecta al tipo de vivienda, las transacciones de pisos disminuyeron un 10,5%, mientras que las ventas de viviendas unifamiliares se contrajeron aún más, con un 13,6%.
Préstamos Hipotecarios: Mayor Impacto
La concesión de nuevos préstamos para la adquisición de vivienda sufrió una reducción aún más pronunciada, del 21,3%, sumando un total de 280.340 operaciones. Este retroceso se sintió en todas las comunidades autónomas, destacándose caídas superiores a la media en regiones como Cantabria, Cataluña, Madrid, Castilla y León, Murcia y Andalucía.
Moderación y Repunte de Precios en Diciembre
Aunque la tendencia general del año mostró una disminución en las actividades del mercado, diciembre presentó signos de moderación. La compraventa de viviendas redujo su caída al 5,2% y los préstamos hipotecarios disminuyeron un 8,1%. Respecto a los precios, diciembre marcó un notable incremento del 5,8%, alcanzando los 1.687 euros/m², con incrementos significativos en varias comunidades.
Perspectivas del Mercado
El comportamiento del mercado inmobiliario en 2023 refleja las repercusiones de las políticas monetarias y la variabilidad en las condiciones económicas. La disminución en la concesión de préstamos y en las operaciones de compraventa demuestra una cautela por parte de los consumidores, mientras que el incremento de precios sugiere una resilencia subyacente en el valor de la propiedad inmobiliaria.