La situación política en España, marcada por la investidura de Pedro Sánchez y los acuerdos con partidos independentistas, pone en relieve las complejidades y desafíos de la democracia parlamentaria. Este sistema, aunque diseñado para representar la voluntad del pueblo, parece estar fallando en su misión principal. Merecemos una reflexión profunda sobre el estado de la democracia parlamentaria en el país, un debate que no está sobre la mesa pero que es parte fundamental de lo que hoy se está viviendo, marcado por acusaciones de Santiago Abascal, líder de Vox, hacia Sánchez de dar un «golpe de Estado», y la respuesta de la presidenta del Congreso, Francina Armengol, pidiendo retirar estas palabras, refleja la tensión y la división política actual.
El Uso y Abuso de la Democracia Parlamentaria
La democracia parlamentaria en España ha permitido la formación de gobiernos a través de pactos y coaliciones que a menudo no reflejan la voluntad directa de los votantes. El acuerdo reciente entre el PSOE y Junts per Catalunya, que incluye una ley de amnistía para los políticos y líderes catalanes implicados en el proceso independentista, es un ejemplo de cómo los acuerdos políticos pueden desviarse de las promesas electorales y las expectativas de los votantes.
¿Es la Democracia Parlamentaria la Culpable?
La democracia parlamentaria, en sí misma, no es el problema, sino cómo se aplica y se vive en la práctica. La falta de una mayoría clara y la necesidad de formar coaliciones puede llevar a situaciones donde los acuerdos se hacen a puertas cerradas, alejados del escrutinio público y, a veces, en contra de lo prometido en campañas electorales.
¿Por Qué No Cambiar el Sistema?
Una pregunta crítica que surge es: ¿por qué ningún partido en el poder ha intentado cambiar este sistema? La respuesta puede ser incómoda pero esencial para entender la dinámica política en España. Los partidos se benefician de este sistema cuando están en el poder, lo que crea una falta de incentivos para cambiar un sistema que les ha servido bien a unos y a otros, a pesar de sus defectos evidentes.
Como decía Winston Churchill, «La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás»
La Falta de Representatividad y Transparencia
La democracia parlamentaria, tal como se practica en España, ha mostrado una falta de representatividad y transparencia. Los ciudadanos votan por partidos basados en sus programas electorales, pero luego se encuentran con gobiernos formados a través de pactos que no fueron discutidos abiertamente durante las campañas. Esto lleva a una desconexión entre lo que los ciudadanos votan y lo que realmente obtienen, el clásico chascarrillo de «lo que compras online y lo que te llega» también se puede trasladar aquí.
Un Llamado a la Acción
Sería importante que los ciudadanos españoles exijan más transparencia y responsabilidad de sus líderes políticos. La democracia no es solo votar; es también exigir que los elegidos representen fielmente las voluntades de sus electores. Como sociedad, debemos cuestionar y desafiar las prácticas que debilitan nuestra democracia.
Hacia un Futuro Más Esperanzador
A pesar de estos desafíos, hay espacio para el optimismo. La democracia es un sistema vivo y adaptable. Quizá es la hora de plantearse firmemente en hacer un cambio a nuestra ley electoral, que los partidos dejen de pensar en sus propios beneficios y pensar un poco más en el ciudadano, en el soberano, en el pueblo, eso sería una real y verdadera democracia, no lo que se está viviendo ahora ni lo que ya hemos vivido en otras épocas, estas palabras no van de partido van del pueblo, van de que nos deben tener más consideración, no puede ser que lo que el pueblo vote quede en nada porque entonces la voluntad del pueblo se difumina y ya la «democracia» se hace un poco más pequeña. Con la participación activa y el compromiso de los ciudadanos, es posible reformar y mejorar el sistema para que sea más representativo y transparente. Como dijo Mahatma Gandhi, «La verdadera democracia no puede lograrse si no se reconoce la dignidad del individuo». La dignidad de cada votante se respeta cuando su voto se traduce en una representación genuina y transparente.
Carlos de Alarcos
Pensamientos desde la Cuna de Cervantes
Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, el pensamiento de este Multimedio.