“Así no podemos vivir, ya no sabemos a quién recurrir”, se lamenta Carmen. Es vecina de una pequeña población del ayuntamiento coruñés de Lousame y, a su cargo, tiene a su madre. “Está enferma, precisa de una máquina que le ayuda a respirar y cuando la luz se va ya os podéis imaginar lo que pasamos”, nos explica.

Es solo uno de los ejemplos que encontramos en este lugar del que, parece, la compañía eléctrica se ha olvidado. Los vecinos han recogido firmas, han enviado una veintena de reclamaciones pero, por ahora, no obtienen respuesta. “El 10 de agosto nos dijeron que habían tomado nota de nuestras denuncias y que harían algo, pero ya no nos creemos nada”, dice Joel.

A su lado está Valeria, estudiante. “Mi madre tiene que hacerme constantemente justificantes para los profesores en los que explica que no tenemos luz en casa y no puedo conectarme a las clases”. En solo seis días, han sufrido cortes los últimos tres. “Además no nos avisan de la hora a la que lo van a hacer”, dicen.

El teletrabajo de Carmen, la comida de los hijos de Manuel, todo depende de la compañía eléctrica y de los continuos cortes que se suceden desde el pasado mes de septiembre.

Por ahora la empresa no ha puesto solución al problema aunque en los últimos días, al menos, han respondido a las quejas de este centenar de vecinos.