Fiscales federales de Estados Unidos dijeron que los asaltantes del Capitolio tenían la intención de «capturar y asesinar a funcionarios electos», según informa The Guardian. Los fiscales escribieron esto en la petición de detención para Jacob Chansley, el seguidor de la teoría de la conspiración QAnon que iba disfrazado de bisonte y con un gorro de cuernos.
El informe de su detención, escrito por los abogados del Departamento de Justicia de Arizona, revela que Chansley dejó una nota para el vicepresidente saliente Mike Pence advirtiendo: «Es solo cuestión de tiempo, la justicia está llegando». Los fiscales consideran que hay «pruebas sólidas, incluidas las propias palabras y acciones de Chansley en el Capitolio, que sostienen que la intención de los asaltantes del Capitolio era capturar y asesinar a cargos electos del Gobierno de Estados Unidos».
En el caso de Chansley, los fiscales señalaron que los cargos «implican la participación activa en una insurrección que intenta derrocar violentamente al gobierno de los Estados Unidos». También sugirieron que sufre de abuso de drogas y enfermedades mentales y le dijeron al juez que representa un grave riesgo de fuga. «Chansley habló abiertamente sobre su creencia de que es un extraterrestre, un ser superior, y que está aquí en la Tierra para ascender a otra realidad», escribieron los fiscales.
En la última semana, el Departamento de Justicia presentó más de 80 casos penales en relación con los violentos disturbios en el Capitolio incitados por el presidente saliente Donald Trump. Muchos de ellos fueron localizados fácilmente por el FBI, que ya tiene más de 200 sospechosos, en parte gracias a las fotos y vídeos publicados en las redes sociales. Uno de los acusados es un bombero retirado, Robert Sanford, que lanzó un extintor de incendios a la cabeza de policía, y otro, Peter Stager, está acusado de golpear a otro agente con el asta de una bandera estadounidense.
Tras los disturbios de la semana pasada, las autoridades tomaron la decisión de mantener cercadas y cerradas al público las inmediaciones del Capitolio el próximo 20 de enero, día de la ceremonia de toma de posesión de Joe Biden. Ningún ciudadano podrá acceder al National Mall, únicamente podrán entrar los medios de comunicación y el personal de seguridad. Actualmente, el Capitolio ya se encuentra aislado por una gran valla de dos metros de altura y la supervisión, entre otros, de la Guardia Nacional.