Si la cosa no mejora y los fondos europeos siguen retrasándose, pueden hacer falta más medidas económicas en la Unión Europea para soportar el impacto de la pandemia ante la dureza de la segunda ola que está viviendo el continente. Éstas son algunas de las conclusiones pronunciadas por la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, quien ha presentado a los ministros de Finanzas de la eurozona su informe de 2020. «La pandemia está provocando graves trastornos socioeconómicos y dificultades a pesar de una respuesta política sin precedentes», afirma el documento: «Una enérgica respuesta de la política monetaria del BCE, un estímulo fiscal sin precedentes y otras medidas tanto a nivel nacional como de la UE ayudaron a amortiguar el impacto de la crisis y respaldaron una fuerte recuperación en el tercer trimestre. Sin embargo, la segunda ola presenta un riesgo considerable para la recuperación. El aumento de las infecciones y las restricciones decretadas por los gobiernos han dañado la confianza y reducido la movilidad, y el crecimiento mejor de lo esperado en el tercer trimestre de 2020 probablemente será seguido por una actividad más débil en el cuarto trimestre. A menos que la dinámica de la pandemia cambie significativamente en los próximos meses, el crecimiento en el primer trimestre de 2021 será más débil de lo previsto en las perspectivas de octubre de 2020».
El FMI entiende que «los riesgos profundos se mantienen claramente hasta principios de 2021 dada la segunda ola», si bien reconoce que «las prometedoras noticias sobre el desarrollo de vacunas brindan una importante oportunidad, ya que la entrega rápida y generalizada de vacunas seguras y efectivas probablemente estimularía una recuperación rápida».
«Sin embargo», prosigue el organismo de Georgieva, «una crisis de salud prolongada y una recuperación lenta conducirían a condiciones financieras más estrictas y mayores vulnerabilidades del sector público y privado, mientras que una histéresis [cicatrices permanentes] significativa del mercado laboral aumentaría la desigualdad y la pobreza. En conjunto, estos efectos deprimirían el potencial de crecimiento de la zona del euro. Las negociaciones en curso sobre la futura relación del Reino Unido con la UE27 y una posible escalada de las tensiones comerciales aumentan las incertidumbres».
En este sentido, el FMI reconoce que «el histórico paquete de recuperación de la UE de próxima generación (NGEU) podría proporcionar un impulso significativo al crecimiento de la zona del euro si se aplica de forma eficaz. El acuerdo de julio sobre el paquete de recuperación, que incluye 390.000 millones de euros en transferencias, envía una fuerte señal de solidaridad europea para afrontar esta crisis. Sin embargo, es necesario superar los obstáculos para finalizar el paquete y desembolsar los fondos, ya que nuevos retrasos dañarían las perspectivas de recuperación de la zona del euro».
Con la segunda ola en apogeo, asume el FMI, «es probable que las políticas fiscales nacionales necesiten dar un apoyo amplio durante más tiempo del previsto inicialmente».
«Las políticas fiscales nacionales han sido una defensa fundamental contra la pandemia, y han amortiguado notablemente su impacto económico y social al proporcionar salvavidas fundamentales para los trabajadores y las empresas», afirma el organismo: «Retirar ese apoyo demasiado pronto correría el riesgo de descarrilar la recuperación. Y se necesitará un apoyo fiscal mayor si las perspectivas se deterioran aún más. Los préstamos del fondo de recuperación europeo y las líneas de crédito precautorias del Mecanismo Europeo de Estabilidad [el mecanismo de rescates de la UE], que aún no se han utilizado [240.000 millones], pueden ayudar a mitigar estas presiones. En un escenario de empeoramiento grave, puede ser necesario aumentar o expandir las defensas».
Desde que comenzó la pandemia, la Comisión Europea dejó en suspenso el Pacto de Estabilidad y Crecimiento para que los Estados pudieran saltarse los límites de déficit y deuda con políticas expansivas de gasto público. «La cláusula de escape del Pacto de Estabilidad debería ampliarse hasta que la recuperación esté firmemente establecida», sugiere el Fondo Monetario Internacional, que apunta que «podría ser un momento oportuno para reformar las reglas fiscales de la UE. Con el funcionamiento normal de las reglas suspendido hasta 2021, los líderes de la UE deberían encargar a la Comisión Europea que proponga reformas fundamentales a las reglas como parte de su revisión del marco fiscal».
«La política monetaria ha sido audaz», concede el FMI, «pero es probable que se necesite más apoyo. En tanto que las perspectivas económicas se deterioran aún más, se necesitarán estímulos adicionales para facilitar un aumento sostenido de la inflación. A este respecto, se acoge con satisfacción el compromiso del Consejo de Gobierno del BCE de recalibrar sus instrumentos de política en su próxima reunión en diciembre, una vez que estén las proyecciones macroeconómicas elaboradas por los expertos del Eurosistema».
El FMI avisa de que «los bancos ya han comenzado a endurecer las condiciones crediticias a medida que aumenta la aversión al riesgo y expiran las garantías crediticias y las moratorias». El Fondo también entiende que «la escala sin precedentes de la crisis y las incertidumbres en torno a la recuperación llaman a ampliar el apoyo a la solvencia. En el ámbito de la UE, un instrumento de apoyo a la solvencia podría desempeñar un papel en el mantenimiento de la integridad del mercado único dadas las diferentes capacidades de los países para proporcionar capital a empresas en dificultades, especialmente en un escenario a la baja».
«Las políticas del mercado laboral deben seguir siendo ágiles para ayudar a facilitar el ajuste al tiempo que respaldan la recuperación, y es posible que se justifique un rediseño más profundo dada la transformación estructural en curso», afirma el FMI: «Las medidas diseñadas para amortiguar el impacto inmediato de la pandemia pueden no ser adecuadas para apoyar la recuperación. Por ejemplo, los ERTE han sido valiosos para proteger los empleos y los medios de vida durante la pandemia, pero una vez que la recuperación comience, estos esquemas deberían eliminarse gradualmente y complementarse con medidas para facilitar el movimiento de trabajadores hacia empleos en empresas e industrias en expansión».
El FMI también señala que «la pandemia está afectando de manera desproporcionada a las regiones más pobres con problemas estructurales preexistentes y está exacerbando la desigualdad, y los beneficios de la recuperación también pueden resultar distribuidos de manera desigual, por lo que se necesitarán políticas específicas para proteger las regiones vulnerables y prevenir el aumento de la desigualdad, con especial atención a los jóvenes y los grupos desfavorecidos».