Carlos Alcaraz lo dice con palabras cuando contesta a algunos periodistas que insisten en ponerle el “next”: no es “el próximo” nada ni nadie, sino que ya está aquí, “en el momento, jugando con los mejores, en los mejores torneos”. Este lunes por la noche, y ya entrada la madrugada del martes, lo ha dicho en Nueva York con tenis.

El de El Palmar se ha impuesto en octavos del Abierto de Estados Unidos a Marin Cilicel campeón en Flushing Meadows en 2014. Lo ha hecho tras un partido a cinco sets intenso y extenso, una batalla de técnica, pico y pala y muchos destellos a los dos lados de la red. Y cuando después de casi cuatro horas de juego ha sellado el 6-4, 3-6, 6-4, 4-6 y 6-3, Alcaraz, a sus 19 años, y por segundo año consecutivo, se ha colocado en los cuartos del último grande del año.

Ahí le espera Jannik Sinner, italiano de 21 años, 13 del mundo y su verdugo en la final de Umag y en octavos de Wimbledon, contra el que sabe que se avecina “una batalla”.

“Honestamente no sé cómo he sido capaz”, decía ante los espectadores que aún quedaban en las gradas cerca de las dos y media de la madrugada que habían visto el duelo con Cilic, la torre croata que ya había derribado este año también en Miami y Cincinnati. Pero Alcaraz pronunciaba otra frase que es fundamental para entender lo visto y lo vivido y el resultado: “Creo en mí todo el tiempo”.

 JUVENTUD

Alcaraz sigue con su año triunfal. Con esta victoria suma 48, más que ningún otro jugador este año. Y en Nueva York, donde ha sido la cara para el tenis español en la misma jornada en que la cruz ha sido la despedida de Nadal, es el tenista más joven en alcanzar la ronda de ocho en la era Open.

El actual número tres del mundo mantiene también sus opciones de amanecer el próximo lunes no como el número uno de menor edad de la historia (aunque para conseguirlo tendría que ganar a la final con cualquier que no fuera Ruud o si su rival fuera él, ganarle).