La ciencia todavía no sabe muy bien lo que son los pensamientos, pero está constatado que transcurren por nuestro cerebro sin parar: a veces esos pensamientos son erráticos y fomentan en nosotros la relajación y la creatividad.
En 2018, neurocientíficos de la Universidad de California en Berkeley rastrearon el fugaz paso de los pensamientos por el cerebro y descubrieron que la corteza prefrontal es la que nos permite pensar en nuestras cosas.
Quedaba pendiente averiguar qué pasa en el cerebro cuando no pensamos en nada concreto, sino que nuestra mente está ausente y perdemos la noción del tiempo, momento en el que transcurren los pensamientos perdidos.
Una nueva investigación dirigida por la misma Universidad lo ha descubierto: mediante electroencefalograma (EEG), midió la actividad cerebral de un grupo de voluntarios mientras realizaban tareas cotidianas.
Ondas cerebrales
Lo primero que identificaron los autores de esta investigación fue un aumento de las ondas cerebrales alfa en la corteza prefrontal de más de dos docenas de participantes en el estudio, en el momento en el que realizan determinadas tareas.
Ese aumento de ondas alfa, impulsos eléctricos lentos que conectan a las neuronas y mejoran nuestra capacidad de concentración, se produce cuando los voluntarios realizan una tarea detrás de otra: dejan una firma electrofisiológica evidente de los pensamientos asociados a esas actividades.
Al mismo tiempo, los investigadores identificaron señales cerebrales que indican cuándo la mente no está enfocada en la realización de ninguna tarea y vaga sin rumbo, especialmente después de realizar una acción determinada.
Esas señales cerebrales, asociadas con una mente errática, son más débiles que las alfa y se conocen como P3: miden la función cognitiva en los procesos de toma de decisiones.
Pensando en las musarañas
Cuando entramos en ese estado mental, las ondas P3 surgen en la corteza parietal y ofrecen un marcador neuronal que indica cuándo una persona no está concentrada en ninguna tarea: “piensa en las musarañas”, como diría Francisco de Quevedo.
«Por primera vez, tenemos una evidencia neurofisiológica que distingue diferentes patrones de pensamiento interno, lo que nos permite comprender las variedades de pensamiento centrales para la cognición humana y comparar entre el pensamiento sano y desordenado», señala el autor principal del estudio, Robert Knight, en un comunicado.
Los hallazgos, publicados en PNAS, sugieren que desconectar nuestro entorno externo y permitir que nuestros pensamientos internos se muevan libre y creativamente, representa una función necesaria del cerebro y pueden promover la relajación y la exploración.
Patrones de pensamiento
Además, los marcadores EEG de cómo fluyen los pensamientos cuando nuestro cerebro está en reposo, pueden ayudar a los investigadores y médicos a detectar ciertos patrones de pensamiento, incluso antes de que los pacientes se den cuenta de por dónde vagan sus mentes, señalan los investigadores.
La investigación sugiere que la distracción mental es una característica positiva de la cognición, ya que genera recuerdos y experiencias imaginativas al azar, que pueden aportarnos nuevas ideas y percepciones.
Por todo ello, la capacidad de detectar nuestros patrones de pensamiento a través de la actividad cerebral es un paso importante hacia la generación de estrategias potenciales para regular cómo se desarrollan nuestros pensamientos a lo largo del tiempo, una estrategia útil tanto para mentes sanas como desordenadas, concluyen los investigadores.